Ayer, 14, fue un día de estar en casa. Desayunamos con Garret que nos estuvo contando que se dedica al SEO, escribimos, hablamos con Janto, Nagore compró un bonsai… 🙂
Hoy, sin embargo, será un día muy completo. Tenemos nuevo día de playa. Pero esta vez de verdad. Garret tiene una reunión por la zona este de la isla y se ha ofrecido a llevarnos por allí. Hoy veremos playas mucho menos ocupadas que Waikiki 🙂
Nos levantamos tranquilos, como casi todos los días y reservamos las dos actividades que queremos hacer estos días. Garret ya está listo así que desayunamos nuestros cereales – nos hemos vuelto fans – y nos ponemos en marcha.
De playas por Oahu
El trayecto a la playa de Kailua nos llevará aproximadamente una hora por la autovía Pali. También cruzamos, creemos con la de Likelike en honor a la princesa del mismo nombre.
Pese a ser viernes, o precisamente por eso, hay muy poca gente. Es una playa preciosa. Muy amplia. Separada de la carretera por vegetación, al igual que recordamos de Playa del Carmen.
Estamos una hora disfrutando de la tranquilidad, de la temperatura del agua, del perrillo de una pareja mayor que está cerca… Nos toca volver. Hemos quedado con Garret donde nos dejó. Como muchas veces por Hawai (por cierto que es Hawai en español, Hawaii en inglés y Hawai´i en hawaiano) vemos gallinas salvajes. Hay montones por muchos sitios. Son islas con una enorme variedad de aves, muchas de las cuáles no habíamos visto nunca.
Tomamos la carretera de Kalananaione. Nos vamos al valle de Waimanalo. Un precioso faro se ve en las rocas. Garret va a pescar (logrará un pequeño atún de color blanco) y nosotros nos quedamos en la playa. Que de nuevo se sale. Está prohibido nadar de la resaca que hay. Pero, sin embargo, la pendiente de la orilla es muy poco pronunciada. La conjunción de las dos cosas nos permite disfrutar jugando con las olas como cuando éramos pequeños 🙂
¿Sabéis que recomiendan no quedarse dormido en la playa? (Supongo) Pues nos dormimos. Los dos. Viendo moverse las nubes a velocidad de vértigo. No dormimos demasiado rato. Era ya hora de continuar camino y Garret venía ya de las rocas con su atún.
La tercera parada de la mañana fue Cockcroach Beach, al lado del blowhole de Halona. Otra preciosa playa desde la que podemos ver además una tortuga enorme en la orilla. Lástima que no pudimos bajar. O casi mejor, porque Garret nos contó que había portuguese jellyfish. Me acabo de enterar de lo que es. Y no mola nada.
Aprendiendo de Hawai en Waikiki
Tras comer en casa decidimos ir dando una vuelta hasta el acuario a preguntar disponibilidad para la reserva de Groupon que hicimos por la mañana. Será una tarde preciosa, a lo tonto.
Nos ponemos en marcha, repostamos en el Walgreens, y nos dirigimos hacia el Hawaii Convention Center. No tenemos ningún evento. Nos pilla de paso y hemos leído que el lobby, aparece en Lost, como si fuera el aeropuerto de Sidney. (Al que por cierto, estamos volando en el momento de escribir esto) Modo frikifan on. Entramos en el centro y nos ponemos a hacerle fotos a las escaleras mecánicas. La gente de seguridad no parecía muy sorprendida.
Seguimos de paseo. Cruzamos el canal Ala Wai. Se trata de un canal de cuando Waikiki (literalmente «chorros de agua») era una zona de riachueos. El canal fue hecho para drenarlos y construir la zona hotelera; y de allí nos dirigimos hacia el Royal Hawaiian Center. Por cierto, que nos damos cuenta de que la acera que vas siguiendo tuerce para meterte en el centro comercial. Vemos que, parecido a como un par de días antes, están dando una clase-concierto de Hula. Decidimos quedarnos un rato. A mi realmente me encanta, la voz de la mujer, las historia que cuenta: de la princesa Likelike, de los niños…
El hula es la forma de danza tradicional hawaiana, acompañada de danza e instrumentos musicales como el ukelele, que se inventó aquí. Los bailarines han de «narrar» la historia con su danza. En la isla de Maui, los niños la estudian durante un año.
Quizá muchos lo sepáis pero yo no. El surf se inventó en Hawai. Era, en su origen, una danza de la clase dirigente como ofrenda al mar. ¿Cómo lo pudimos averiguar? (A parte de haberlo buscado en la Wikipedia) porque entramos al La primera dama de Waikiki, uno de los primeros hoteles de Waikiki, diseñado por el mismo arquitecto que el palacio real Iolani. (Por cierto, como bien dicen en Madrileños por el mundo en Hawaii, el único palacio real en todo Estados Unidos)
El hotel cuenta con un pequeño museo de objetos de la historia de Hawaii de principios de siglo XX tras la anexión de EEUU que debió suponer un cambio enorme en la vida de la gente. Mientras, va atardeciendo en Waikiki (¡donde se debe hacer surf pero no se puede patinar!) y nosotros seguimos nuestro paseo. La noche es muy clara, se ven las estrellas, la temperatura perfecta… vamos que más a gusto que ná.
Esta tarde nos cruzaremos con mucha gente. Tres de ellos, llevaban camisetas de «I love SF»; «I love Bangkok» y «I love Cebú», todos ellos destinos de nuestro viaje. Llegamos al acuario y nos dicen que van a buscar al manager para preguntarle. Sale Lucy quien, súper amable, toma nota de todos nuestros datos y nos dice que esperemos un mail de confirmación al día siguiente (que no llegará 🙁 )
Estamos como a una hora de casa, pero decidimos ir caminando. Parada para comprar postales y de vuelta por la avenida Kalakaua. La noche lo merece. Nos cruzamos con varios hare khrisna, varias personas leyendo biblias en voz alta – alguno con camisa hawaiana – galerías de tiro con armas reales orientadas a público japonés y varia gente haciendo breakdance. Vamos que no nos aburrimos. Algo de cenar y a la cama. Un día muy completo.
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