Ferry hasta Panglao

Hoy es día de cambio. Día de transición. Día de ferry. Hoy viajamos desde la ciudad de Cebú hasta Tagbilaran, al sur de la isla de Bohol. El viaje será corto, ya que el viaje en barco sólo dura dos horas.

Mañana de recados

Para ahorrarnos madrugones y prisas, hemos cogido el billete a Tagbilaran a las 13:45. Así que tenemos toda la mañana para dejar Cebú con todos los deberes hechos. Esta mañana ya hemos ido a la farmacia, comprado comida para el viaje, pasado por el banco. Nos encanta el barrio, estamos como en casa.

A las 12 quedamos con la casera para dejarle las llaves y marcharnos. Es puntual, puntual. Así que recogemos nuestras cosas y a pedir un uber. En 20 minutos, ya estábamos en el puerto, Pier 1. Todo súper rápido. Nuestra compañía Super Cat. Pagamos la tasa del puerto, 25 pesos. Otros 50 pesos por facturar la maleta. Ahora sí, todo listo para embarcar. Un músico nos amenizó el camino al St. Braquel (nuestro barco) desde la puerta de embarque, cantando I wanna go home. Esto parecía Hawai (bueno Hawai de las películas, no el que nosotros vivimos 😉 ).

El viaje fue muy agradable, también quizá porque Pedro y yo lo pasamos dormidos todo el rato. A las 15:45 llegamos puntuales al puerto de Tagbilaran. Una curiosidad: antes de partir, pusieron el padre nuestro en la televisión, justo antes del video de Seguridad.

En busca de Isla Divina

Llegamos al puerto y miles de Tuk Tuk querían llevarnos a casa. Nos cobraron 300 pesos. Es el precio estimado más común. No negociamos mucho. 🙁 Los Tuk-tuk aquí son diferentes a otros que hemos visto en este viaje. Son más bien sidecars. Pequeños para los dos y nuestras mochilas (pero entramos a la primera 😉 ).

En 35 minutos llegamos a nuestro nuevo hotelito. Isla Divina. Al sur de la isla de Panglao. Primer fallo del hotel, nos dan una habitación sin aire acondicionado aunque habíamos reservado con aire. Reclamamos y nos conectan el aire. Bien. 🙂

Estamos a unos 30-40 minutos de la playa (Alona Beach). Así que decidimos ir andando para ver un poco los alrededores. Paseo, comprar desayuno y cena para estos días (los supermercados de la playa son carísimos como de costumbre y nos dan billetes grapados para manejar mejor cantidades tan pequeñas) y nos quedamos a cenar BBQ en en restaurante Tailandés Isis de la playa. Muy a gusto. Rico-rico.

Con los estómagos llenos emprendemos el viaje a casa. Está lejos pero se agradece el paseo para bajar la cena. Terminamos la compra, añadiendo agua a nuestra lista  y a dormir. Buenas Noches.

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