Singapur es la ciudad (estado) más cara del mundo. Así que nuestro plan es disfrutar hoy de lo que podamos e ir a dormir a Johor Bahru en Malasia, al otro lado del estrecho.

Ya desde ayer que tuvimos nuestras primeras impresiones, la ciudad nos encantó. Es una mezcla entre tradición y modernidad (toma ya, frase hecha) que te permite disfrutar desde calles de estilo colonial en el centro a impresionantes construcciones en torno a la zona de la marina. El cambio con otras ciudades asiáticas es espectacular. Es curioso pensar que hace tan sólo 51 años, el estado fue literalmente echado del recientemente formado estado malasio.

Chinatown

Nuestra primera parada será para desayunar. Al final de la calle Smith está la cafetería con la que tiene convenio nuestro hostel 🙂 Para allí que nos vamos. Ha llovido por la noche y el ambiente mola mucho. Está tranquilo, hay algunas personas paseando… nos tomamos un café muy rico (prácticamente todo el café que tomamos en Asia está muy bueno) y un bun de arroz.

Dedicaremos parte de la mañana a recorrer Chinatown. Los puestos, las calles… un Chinatown muy distinto a otros que hemos conocido. Ayer vimos que había una tienda de Tintin por aquí y para allí que nos fuimos también. Prohibitiva 🙁 Seguimos de paseo y, una vez más, me parece muy interesante ver cómo en la misma calle se suceden mezquitas, templos hindúes y budistas.

Haremos un par de paradas para verlos. El de Sri Mariamman, deidad a la que ya conocíamos de nuestra gyncana por Kuala Lumpur, y después el impresionante templo budista de Buddha Tooth Relic. Terminado en 2005 para albergar un diente de Buda, que puede visitarse en la cuarta planta. Nosotros no subimos, lo que hicimos fue recorrer las salas, mientras decenas de monjes y asistentes recitaban leyendo algunos libros, entiendo que de sutras. Fue interesante ver – y oir – a la congregación.

Fort Canning y el centro

Pues, oye, ya lo teníamos visto. Así que nos empezamos a dirigir hacia el norte para ver otras zonas de la ciudad. El calor era agobiante… pero ¿qué le vamos a hacer? Nos dirigimos hacia el parque del Fuerte Canning, fundado por Raffles, el fundador del moderno estado de Singapur y a quien ya conocíamos, pues era el gobernador de la isla de Java cuando se redescubrió Borobudur.

Es un enorme parque botánico, del que sólo vimos una parte. Desde allí nos fuimos al museo nacional y fieles a nuestra tradición comimos allí. De hecho comimos casi lo mismo que el museo metropolitano de Nueva York; sólo que aquí era pumpkin soup, no butternut squash 😉  También comimos luncheon meat ma ling. Una especie de spam.  Después de comer cumplimos con nuestras obligaciones postaleras. 

Dimos una vuelta después por la zona de la parada de metro del ayuntamiento (del ayuntamiento en sí, ni rastro 😉 y luego fuimos dando un paseo hasta Bugis, una zona comercial. Después fuimos en metro a Lavender, donde se supone que salían los autobuses a Malasia. La chica del hostel nos había indicado mal. Así que tuvimos que desandar camino. No moló mucho, la verdad, porque hacía mucho calor.

El resto de la tarde y noche lo ocupamos ya en volver a nuestro hostel a por las cosas, metro hacia la estación de autobuses correcta (la de Queen St) y cruzar la frontera de vuelta  a Malasia.

Nos llevó unas tres horas 🙁 Autobús a la frontera, bajarte, control de pasaportes, subirte a otro bus, cruzar el puentecito por encima del estrecho que separa ambos países, bajar, control de pasaporte, y para nosotros todavía un último autobús a Larkin, el barrio donde estaba el hostel donde nos quedaríamos los siguientes días. Volveríamos a Singapur 🙂

Todavía nos dio tiempo a ir a cenar algo al McDonalds de la estación (concurridísima estación todos los días que pasamos por allí) Yo quería un Happy Meal porque tenía figuras de Mario, pero estaban agotadas. Creo que no tenía relación con que dos días antes se acababa de lanzar Pokemon Go 😉