De Brooklyn al MoMA

Hoy tenemos previsto ver el MoMA y el Met. Es algo que dejamos pendiente la vez anterior y, oye, es el plan previsto. Por fin, hace bueno, así que vamos a ir andando hacia el norte y ya veremos cuando cogemos el metro. Así vemos Prospect Park, que está al lado de casa.

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Prospect Park, tiendas de ajedrez y el Barclays Center

Se trata de uno de los mayores parques de la ciudad. Al lado de nuestra casa. Volveremos varias veces durante estos días. Vamos dando un paseo, viendo su pista de hielo (mucho más grande que la del Rockefeller Center) y disfrutando del invernal aspecto. Tras unos 20 minutos de cruzar el parque llegamos a la Grand Army Plaza donde hay un espectacular arco de triunfo para conmemorar la victoria del ejercito unionista en la guerra de secesión. Justo ahí está la biblioteca Brooklyn. Entramos a dar una vuelta, pero tenemos que salir del calor que hace.

Así que seguimos avenida Flatbush para arriba. Con la calma. Paramos a comprar agua. Y entramos en una pequeña tienda, New York Chess & Games. La primera tienda completamente dedicada al ajedrez que he visto en mi vida. Está casi enfrente del Barclays Center (sí, aquí también tienen uno. No, no se llamaba antes Palacio de los Deportes. Este lo hicieron nuevo a partir de una playa de maniobras antigua del Transit of New York) Aquí juegan los Brooklyn Mets de la NBA y los New York Islanders de la NHL. Mola.

Decidimos que ya estamos cansados de andar y que tenemos hambre. Nos vamos para el metro. Ahí volvemos a comprobar la pastaca que se está gastando – y lo que mola su estética – de Oscar. Un seguro médico  participado por Google Ventures que dicen que tiene base para convertirse en el Airbnb, Uber o Spotify de los seguros.

Metropolitan Musem of Art

Siguiente parada: Madison Avenue a la altura del Met. Cruzamos hacia el parque y damos un paseo por él viendo el gran reservoir de Jackie Kennedy. En su momento servía como fuente de agua potable de la ciudad. Pero no nos demoramos mucho. Tenemos hambre y vamos a comer dentro del museo. Vamos por el lado que no es.

Vemos el obelisco (el objeto más antiguo que hay en Nueva York), vemos la estatua de los osos que recordamos de la vez anterior y por fin enfilamos la puerta de entrada.  La entrada son 22€ por persona, pero como oficialmente es tarifa sugerida, explicamos que tenemos un presupuesto ajustado y que podemos ofrecer 5€. A dentro y a comer, directamente al American Wing. Ahí descubrimos que hay dos sopas del día y pedimos ambas. (Más adelante en el viaje aprenderemos lo que es Butternut Squash.

Ya con el estomago lleno y tras haber compartido mesa con dos amables jubiladas que tenían pinta de residir en Miami y que se interesaron por Euskadi y La Rioja, nos vamos al ala egipcia. A mí me flipó. Estuve realmente impresionado. (Nunca he estado en Egipto) Dentro se encuentra íntegro el templo de Dendur que Egiptó donó a Estados Unidos al mismo tiempo que el de Debod a España. Los sarcófagos, me fliparon todavía más. Con escritura jeroglífica perfecta. En serio, ¿he dicho ya que me flipó?

Las alas romana, (sorprende que en el mapa no estuviera Calagurris Nassica Iulia) chipriota… fueron interesantes también, pero más convencionales para mí. La asiria me gustó mucho también y la asiática, pues una vez más impresionante. En general el museo en sí, me dejó im-presionado. Lo único que echamos en falta fue la gran ola de Kanagawa, que no estaba disponible para ser vista, no sabemos si porque está prestada a algún otro museo en este momento.

… y al MoMa

Tras el atracón artístico, nos vamos a por el segundo plato. Vamos bajando por la quinta avenida, pasando por delante de la escultura de los soldados de Iwo Jima y del Zoo de Manhattan, y del Apple Store y el Hotel Plaza buscando la 53.  Hemos tenido suerte. Los viernes por la tarde la entrada al MoMA es gratis, cortesía de Uniqlo. Sí, lógicamente, hay muchíiiiiisima gente. C´este la vie.

Es una maravilla visitar un museo de Arte con Nagore, me va explicando los cuadros, los pintores… mola que me paro a ver un cuadro que me gusta y dice «sí, ese siempre te gusta cuando lo ves, es» (no sé quién era…  pero siempre que me lo recuerda tiene razón) en fin que aprendo un montón y disfruto de un montón de cuadros de Van Gogh, Liechstain, Warhol, Dalí, Monet, Pollock y no sé cuántos más. 

Poca gente puede decir que estando en el MoMA hayan sido fotografíados como parte de la obra. Pues fue el caso. En una de las salas la intervención era un foco enorme que hacía que toda la sala fuera en sombra y contraste. A su vez, un fotógrafo, llamado Patrick Joseph, tras explicar amablemente que no trabajaba allí y que podría exponer mi foto, me pidió posar. (A mí y a algunos más 😉

Y para cerrar, el mejor museo del día.

Salimos ya a las ocho y hacia casa. Parada momentánea en Uniqlo y de camino al metro de Rockefeller Plaza. Pasando por la Catedral de San Patricia y la estatua de Atlas. Esta vez, sí, paramos a ver, quizá lo mejor del día. Una sopa y a dormir.

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