De Fairbanks a Anchorage, descubriendo Nenana

Ayer decidimos prorrogar el alquiler del coche. Pero en cualquier caso, hoy vamos a dormir a Anchorage. A casa de Heidi y Andrés, nuestros anfitriones del primer día. Además hoy sí les conoceremos. La idea es hacer en un día lo a la venida nos costó dos con la calma.

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Así que nos levantamos temprano. Hacemos el último desayuno en Fairbanks y nos ponemos en marcha. Nada más salir nos perdemos. Dos veces. Acabamos en la base militar que está justo al lado de la ciudad. Ya nos había pasado. Media vuelta.

El camino hacia el sur es ya conocido. Pero es nuevamente precioso. Si no recuerdo mal, esta vez sí conseguimos hacer una hora del tirón. La que separa Fairbanks del puente sobre la desembocadura del Nenana en el Tanana. Que es donde está el pueblo de Nenana. Desembocadura pero nada de agua líquida. El río está completamente congelado. Paramos a tomar algunas fotos mientras el termómetro del coche muestra 16 Fahrenheit, o lo que es lo mismo -9ºC. Pero pese a ello, nos decidimos a cruzar el puente y entrar en Nenana.

Nenana, el pueblo de los trípodes y los vehículos abandonados

Entramos al pueblo. Ni un alma en la calle. Una pick up se mueve al fondo. Lo primero que vemos es el indicador de peligrosidad de incendios que ya hemos visto en otros pueblos, se trata de Smokey Bear, un icono de la prevención de incendios en América.

Para ser un pueblo con apenas 1000 habitantes, Nenana nos deparará bastantes cosas interesantes. La siguiente es el  Taku Chief. Un barco abandonado, casi en mitad del pueblo. Se trata de uno de los últimos barcos que surcó los ríos de Alaska y que fue retirado en 1978. El barco está ahí. Sin ninguna medida de seguridad – ni de conservación, parece – así que se ve cómo se va degradando con el paso del tiempo. Nos subimos a verlo por el interior, pero el suelo de la cubierta no terminaba de convencernos así que pronto bajamos.

Seguimos nuestro periplo. Está cundiendo bastante más de lo que nos esperábamos. Vemos la biblioteca del pueblo. Más que biblioteca, se trata de un cobertizo en el que la gente hace bookcrossing. Está abierto, así que entramos a curiosear. De nuevo, una cierta sensación de abandono. Aunque mucho menor en este caso.

Hace un frío que pela, así que volvemos al coche. Nuestra idea es ya irnos. Pasamos por el museo del ferrocarril de Nenana que está cerrado. Y justo al lado, vemos un vagón del Alaska RailRoad abandonado. Me acerco a echar un vistazo – Nagore se queda en el coche – pero me da cosa y me vuelvo. Pero los lugares abandonados ejercen un poderos interés para mí, así que acompañado por ella 🙂 entramos a verlo. Le dedicamos un post, junto a otros muchos vehículos abandonados que nos fuimos encontrando en Alaska. 

En Nenana tienen una interesante tradición que justo este 2016 ha cumplido 100 años. Cuando vas por el pueblo ves diferentes trípodes de madera, alguno de ellos en el río helado. Se trata de un sistema de apuestas. Los lugareños instalan el trípode de madera para poder saber cuándo se desnivela porque el hielo se ha roto y comenzando así el verano. Es el juego de apuestas más famoso de Alaska. El año pasado, el ganador obtuvo más de 360.000$.

Algunas fotos – pasando frío de verdad – al río helado y ya de vuelta a la carretera. Todavía veremos algunos coches abandonados más y pararemos a repostar en la gasolinera en la carretera principal. Ahora ya sí, seguimos la marcha. Que nos queda casi todo.

Conduciendo bajo el sol

Seguimos al volante. Van pasando las millas. Vamos viendo alguno de los cielos más azules con los que nos premiará Alaska estos días. Con esa sensación de conocer ya por donde nos movemos, tenemos previsto parar a comer en Healey. La idea es parar en el 49th State Brewery. Hemos visto que tienen un autobús abandonado (es el día de estas cosas) perteneciente al mismo lote que en el que muriera McCandless.

Sin embargo, el lugar está cerrado hasta el 25 de abril. Nos acercamos al foodtruck pero los precios nos parecen excesivos como para comer en la calle. (Y eso que ha subido 14 grados la temperatura desde Nenana a aquí). Así que, tras repostar, nos vamos a ver a nuestros viejos amigos del Totem. Hoy no está Crystal para atendernos. La sopa de hoy es beef barley. Mientras suena, “You shook me all night long” nos vemos tentados de probar el Nestea de frambuesa, pero finalmente lo dejamos. Lo que hacemos es pedirnos un enorme – y poco concentrado – café para el viaje.

Y seguiremos carretera. Una vez más, a este rimo no llegamos. Todavía nos quedan cuatro horas. Pero estamos tranquilos, pues en esta época del año los días ya duran hasta las siete de la tarde.Volveremos a parar en 10 minutos en Denali para ver las mismas vistas de hace unos días, pero con más sol y luego más adelante un par de veces. Seguiremos disfrutando de preciosos cielos. De las desiertas carreteras. De los cielos encapotados de nuevo.

Y así, poco a poco, llegaremos a Anchorage. Parece que hace un millón de años que estuvimos aquí por primera vez. Cuando no sabíamos nada de Alaska. A la entrada no seremos capaz de echar gasolina pues ya está cerrada y en los propios surtidores nunca podemos pagar con la tarjeta que nos pide código postal. ¿?

Antes de ir a casa pasaremos por el Walmart a comprar comida para el finde. (Y ver los cereales de los que hablan en Ready Player One) Llegamos a la que fue nuestra casa un día y en la que hoy están sus verdaderos dueños: Heidi y Andrés. Justo acaban de preparar cena. Así que nos invitan a un riquísimo salmón. Ha sido un día muy largo. Pronto estamos durmiendo.

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