Después de los dos peazo de templos que hemos visitado días antes, hoy queremos explorar un poco más la ciudad. Nos convertiremos en auténticos Jogis, paseando de aquí para allá, terminando en un centro comercial, más local imposible.
Tranquilamente
Esta mañana Suryo nos sorprende con una nuevo desayuno. Descubrimos el lupi, una comida japonesa. A Pedro le gustó más que a mí, pero estaba rico. Esa mañana el dueño de la casa estaba por ahí. Nos aconsejó sobre los diferentes lugares que podíamos visitar, muy amable por su parte.
Decidimos dar una vuelta por el centro, y la manera más rápida fue ir en Beca. El conductor no iba muy rápido, pero se podía meter entre los coches y por las callecitas estrechas. En 15 minutos ya habíamos llegado al destino, mucho más rápido que en bus o el coche. ¡MUY DIVERTIDO!
Fuerte Vredeburg
En 1760, el gobierno holandés mandó construir el fuerte en Yogyakarta, en un terreno cedido por el Sultan Hamengkubuwono I. En 1867 el viejo fuerte se derrumbó a raíz de un devastador terremoto. La fortaleza se reconstruyó y fue rebautizada como Fort Vredeburg (fortaleza de la Paz). En aquella época el Kraton del Sultán y el fuerte cohabitaban en absoluta armonía.
Si quieres aprender un poco de la historia de Indonesia el Fuerte Vredeburg es el lugar idóneo. El museo incluye colecciones de fotografías antiguas, objetos históricos y recreaciones. Es impresionante la colección de dioramas con la cuenta el museo. A través de ellos se retratan los diferentes momentos históricos que ha vivido Indonesia desde su independencia.
Let’s go to the mall
La hora de la comida se acercaba, y decidimos meternos en un centro comercial a comer algo. Estaba lleno de gente. A rebosar. Con el calor que hace no me extraña. Nosotros solo buscábamos el mejor aire acondicionado. 😉
Dimos una vuelta y nos decantamos por el Pizza Hut. Que conste que el Pizza Hut aquí es bastante molón, con menú de ensaladas y sopa y muchos platos locales. A lo que voy, con aire acondicionado. 🙂
Después de comer, empezamos a salsear por el centro comercial y en el piso de arriba tenía una sala de juegos. Allí que fuimos. Cargamos una tarjeta con 100.000 rupias indonesias (6 euros), y estuvimos un buen rato jugando. Las partida al Mario Kart eran 30 cent de euros, una maravilla. 🙂 Primero fue Mario, luego al Let´s Go Jungle (matando arañas como si no hubiera mañana), más tarde jugamos al tenis. Para terminar jugamos al Air Hockey, un poco de basket y un karaoke. Fue una tarde sin sentido, pero muy divertida.
Antes de volver a casa decidimos probar el café más caro del mundo: kopi luwak. Toda la ceremonia (parafernalia) que preparan para servir el café es interesante. El café está rico. Ya que estábamos allí no podíamos irnos sin degustarlo. Check.
Después de tanto juego y lujos cafeteros, nos fuimos a casa. Pedro se fue a casa de unos vecinos a ver la eurocopa una rato, el Italia-Suecia. Los vecinos (estudiantes de la universidad de Yogyakarta) le ofrecieron ver el partido de España, pero a las 3 a.m, ya dormíamos como corderitos. Buenas noches.