Hoy es una especial para mí, nuestro plan es ir a ver la aurora boreal mientras nos bañamos en aguas termales al noroeste de Fairbanks. Suena bien, eh! No todo terminó como lo habíamos programado, pero nos lo pasamos francamente bien.
Empezamos. Nos despertamos en Fairbanks y desayunamos en el hostel tranquilamente, sin prisa. Después nos montamos en nuestro cochecito y fuimos a visitar el Morris Thompson Cultural & Visitors Center. La verdad es que lo tienen muy bien montado y todos los empleados son muy amables y nos ayudaron a organizar un poco mejor nuestras futuras aventuras por Alaska. Nos informaron de las carreteras que debíamos coger, rutas posibles, puntos de interés, además de enseñarnos una web que informaba de la intensidad y probabilidad de ver la aurora cada noche.
Museo de visitantes de Fairbanks
Además pudimos visitar el museo Morris Thompson Cultural que se encuentra dentro del centro de visitantes y es totalmente gratuito. Allí nos impregnamos un poco más de la cultura alaskeña y aprendimos por ejemplo que desde el 3 de enero de 1959 Alaska pasa a ser el estado número 49 de Estados Unidos, hace tan sólo 57 años. Un abrir de cerrar los ojos si pensamos en la historia de Europa por ejemplo. Pudimos ver una réplica del sistema de oleoducto Trans-Alaska (SOTA), así como muchísima información sobre la fauna y flora del gran estado de Alaska.
Tras ver el museo, dimos un vuelta cerca del museo y nos encontramos con the World’s “Farthest North Antler Arch” es decir, el arco de cuernos más al norte del mundo, y allí que nos sacamos una foto Pedro y yo.
Una de las atracciones de Fairbanks es el museo que se encuentra en su campus universitario, Museum of the North, un edificio muy chulo, con exposiciones de las culturas nativas de Alaska, las maravillas naturales y de la fauna diversa que tienen en Alaska. Ahora tienen además, una exposición sobre dinosaurios. El museo está situado sobre un monte desde dónde se puede contemplar toda la ciudad, así como las montañas que lo rodean.
Después fuimos a descansar un poco a casa, comimos algo rápido (noodles con nada pero mucho amor y tostadas de hummus, yummy) y nos fuimos hacía Chena Hot Spring.
Chena Hot Springs
Chena se encuentra aproximadamente a 60 millas al noreste de Fairbanks en la milla 56.5 del final de Chena Hot Springs Road. Es curioso porque durante el viaje íbamos mirando atentamente todas las señales para no perdernos la salida, y resulta que la carretera termina justo en el complejo turístico.
Chena Hot Springs Resort cuenta con más de 100 años de historia, ya que fue descubierto el 5 de agosto de 1905 por dos hermanos que buscaban oro cerca de las aguas termales, Robert y Thomas Cisne. Alrededor de 1911, la propiedad se acondicionó con la casa de baños y pequeñas cabañas para los visitantes, hasta convertirse hoy en día en un lugar de descanso y relax del interior de Alaska.
Antes de visitar las termas, visitamos el Aurora Ice Museum, una nave dónde puedes encontrar estructuras y esculturas de hielo realmente impresionantes. Yo me quedo con el iglú, era el más simple quizá, pero molaba mucho. Dentro había un xilófono de hielo y funcionaba muy bien. En el museo del hielo nos encontramos con sorprendentes esculturas de hielo creadas por el 16 veces campeón del mundo de hielo tallador Steve Brice y su esposa, Heather campeona del mundo en 7 ocasiones. Dentro y fuera del museo hacía más o menos la misma temperatura unos 25º F. (¿Quién sabe cuánto es eso en centígrados?)
Antes de sumergirnos dentro de las aguas termales, dimos un paseo por Chena y nos encontramos con un aeropuerto. Sí amigos, un aeropuerto. Bueno era pequeñito, y solo había avionetas y motos de nieve, pero nos gustó poder andar por él y estar tan cerca de los aviones. La pista estaba cerrada, y no se veía ningún tipo de actividad, no había peligro, así que disfrutamos entre los aviones.
Mientras paseábamos nos encontramos con numerosos trastos abandonados; coches, carrozas, aviones, etc. que hoy por hoy, servían más de decoración dentro de las instalaciones que para su propósito inicial.
En Chena también ofrecen la oportunidad de dar un paseo en trineo de perros, pero cuando fuimos ya no era temporada, así que no pudimos hacerlo. Sin embargo, tienen animales, como un Caribú (que casi muerde a Pedro) y renos o ciervos (estaban un poco lejos y no los pudimos ver bien).
Por fin llegó el momento de meternos en las termas, un sueño que siempre he tenido, remojarme en agua calentita mirando las montañas nevadas, y por fin lo he hecho. CHECK. El agua estaba en torno a 40ºC, aunque en algunos lugares dentro de la misma piscina (dónde el chorro de agua caía directamente) el agua estaba aún más caliente. El contraste del agua con la temperatura exterior es realmente confortable. ¡Una pasada! El recinto también cuenta con un jacuzzi y piscina interior, al agua patos.
Tras nuestro baño (eran ya las 22:00) esperábamos ver la aurora, pero estaba todo nublado y decidimos salir al frío y cenar en el centro de actividades. Ahí aprendimos sobre los tipos de PET´s (en Alaska, nos explicaría Andrés sólo se recicla el de tipo 1, porque no hay plantas para otros tipos) y sobre cómo utilizan la geodesia. La cafetería estaba aún abierta así que nos compramos un café para llevar y nos fuimos camino a Fairbanks.
Antes de llegar a casa decidimos ir a la universidad, ya que el guía del centro de visitantes nos dijo que la noche anterior había visto la aurora desde allí, pero nosotros no tuvimos la misma suerte. Otra vez verá.
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