Último día en Rangún y Myanmar. Este país nos ha tratado bien. Siguiente destino: Sri Lanka. Pero antes, tenemos una escala nocturna en Kuala. Pero, tranquilos, esta vez el plan no es salir a ver la ciudad. Ya la conocemos.
Fieles a nuestro plan principal de nuestros días en Rangún, tras desayunar y puesto que la conexión a internet sigue sin hacer acto de presencia, nos iremos a escribir al Genius Café.
Jugo de lima. Subir fotos (desde ya, la necesidad de guardar las fotos y vídeos en Dropbox y Amazon será constante, pues las conexiones que nos encontraremos son flojas) y escribir. La mañana se va pasando. Los camareros se piensan que nos vamos a quedar a vivir. Así que nos pedimos una hamburguesa. Y después otra. Decimos adiós por tercera vez en dos días al lugar. Yo creo que se sorprendieron de que no volviéramos por la tarde. Va siendo hora de ir a por las cosas al hostel. Con desvío para ir a Correos a echar las postales.
La pagoda Sule
Quizá la segunda pagoda más apreciada de Rangún (nosotros pensábamos que era la primera hasta un rato después). Al lado de casa. Y aún no habíamos ido. Así que, por lo menos un ratín rápido, fuimos a conocerla.
La pagoda es bastante reconocible porque su planta octogonal se eleva hacia lo alto de la cúpula, frente a las tradicionales cúpulas esféricas. En nuestra visita veremos, al igual que en Mahamuni, a varias personas bañando a Buda. Además de a una chica realizando una ofrenda con un sistema de poleas, algo que me llamó mucho la atención. Similar en ese detalle a Meteora.
Tras la rápida y circular visita a la pagoda, nos vamos ya a por nuestras cosas. De camino tenemos la oportunidad de disfrutar – de pasada – por última vez de la luz de Rangún y de algunos de sus edificios más emblemáticos: ayuntamiento, monumento a la indepencia, categral anglicana…
A dormir a Kuala… pero no
Así que ahora sí. Mingalaba por última vez Myanmar. El chico de recepción baja a parar un taxi y negociar por nosotros. Parece tradición en la ciudad. Ponemos rumbo al aeropuerto. El tráfico de la ciudad nunca deja de sorprenderme. Nos llevará más de una hora llegar al aeropuerto. De camino pasaremos por la pagoda Shwedagon, el emblema de la ciudad. De esto nos enteramos luego. Mientras pasábamos a su lado simplemente nos maravilló su tamaño y el del recinto alrededor. Habrá que volver y darle una oportunidad a la ciudad 😉
Llegamos al aeropuerto y derechos al control de seguridad. Sin tarjeta de embarque. Pá´ qué. Parecemos nuevos. Bueno, al final no está abierto aún el mostrador. Así que cafecito y a esperar. (Y a subir fotos con el wifi del aeropuerto) Pasamos el control de seguridad. Cenita y a volar. Con una hora de retraso.
Llegamos a Kuala y mola porque es una sensación familiar. El wifi se nos conecta sólo 🙂 La idea es no salir de la zona de tránsito y así poder dormir unas seis horitas. Pero no saldrá bien. Al hacer el check-in online, AirAsia nos dice que tenemos que ir al mostrador a mostrar el visado. Así que no podemos pasar el control de seguridad. El chico nos dice que a las 4:00 abre el mostrador de la zona de tránsitos. Pues nada, moqueta y a descansar un poco.
Nos despertamos. La chica nos dice que lo necesita impreso que nos lo pedirán además en Colombo… así que nada tendremos que cruzar el control de seguridad y perder así toda oportunidad de dormir. Inmigración, ascensor para arriba, ascensor para abajo. Finalmente llegamos a la Premium Lounge. Imprimimos el visado. Ahora, claro, no está abierto el mostrador para el vuelo de Colombo, así que nada… desayunamos un poco mientras seguimos usando el wifi del aeropuerto. Tarjeta de embarque. Cola en inmigración. Primer control de seguridad. Sin gente. Segundo control de seguridad.Hasta arriba. Pues nada. Con bastante sueño, así es como llegamos cuatro horas después a Colombo.