Escribiendo junto al Mercado Bogyoke

Es cierto lo que dijo Nagore unos días después. “A Rangún no le hemos dado una oportunidad”. Así es. Desde el inicio nuestro plan en la ciudad fue ponernos a escribir y no movernos del barrio.

Mercado Bogyoke

Y de hecho todavía hubiéramos salido menos, quizá ni siquiera del hostel, si no fuera porque, desde el apagón:

Así que nos tocó movernos un poquito 🙂 Después de desayunar, en la recepción nos dijeron que podíamos ir al Café Genius. Así que para allí que nos fuimos. Un caramel machiatto y a currar un poquito.

El café estaba bueno y el internet no era malo, así que allí pasamos la mañana. Con Enrique Iglesias y nuestra reciente conocida. A la hora de comer decidimos salir un poco y acercarnos al mercado  Bogyoke. 

Fue una sorpresa este mercado (vimos más turistas que en cualquier otro lugar de la ciudad) con sus calles interiores adoquinadas y súper limpias. Dimos una vuelta entre los puestos de joyas o ropas, pero no era la idea comprar nada. Por cierto, que en este mercado fue la primera vez que una persona me hizo un gesto que ya conocía y que ya he vuelto a ver varias veces en Sri Lanka y que me sigue llamando mucho la atención:

(Gracias Lauren por mostrarme este vídeo hace meses!!)

Vuelta y vuelta. Y vuelta

Buscábamos un sitio para comer y encontramos uno de Singapur. Nos pareció bien.  El sitio no estaba mal, pero yo elegí súper mal 🙁 jejeje laksa demasiado picante, unos sándwich al vapor (queríamos innovar, no hay nada en lo que un sandwich reblancecido por el vapor mejore a un sándwich normal) y una bebida isotónica (la chica no me entendió, pero me pareció bien hasta que la probé…)

Por cierto, que en Myanmar, el establecimiento ha de pegar en tu ticket de compra unas pegatinas oficiales que son los impuestos que previamente han tenido que comprar. Me imagino que es una forma que tiene el gobierno de obligar al pago de impuestos y demostrar a los clientes que su anfitrión los paga.

Por la tarde, vuelta al hostel. Sigue sin funcionar el internet. De hecho ya no está el modem. Pues…  vuelta al Genius – zumo de lima – y hasta que cerraron a las 19:00. Vuelta al Ya Kun, hasta que cerraron a las 21:00. A casa. Cena de lo que había sobrado el día anterior. Pensaréis que fue un día que no dio mucho de sí. Pero fue el día que me enamoré de los cielos y las fachadas de Rangún.

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