Naypidó, la ciudad (no tan) fantasma

Hoy disponemos de nuestro segundo día en la capital birmana. Naypidó es una ciudad que no está pensada para los peatones así que nos tocará recorrerla con un conductor.

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La sensación de estar en la ciudad es bastante curiosa. Una ciudad gigantesca en relación a su población, completamente planificada y construida en el más estricto secreto. La visita de ayer al parlamento y su desierta avenida de 20 carriles, confirmó nuestras expectativas de ciudad no habitada.

He de decir que a mí me pareció un lugar interesante y que merece la visita si eres un friki como yo de los lugares «abandonados». En cualquier caso, la segunda mitad de la tarde de hoy nos ayudará a entender que en Naypidó sí vive gente. 

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Puesto que no podíamos salir del hotel a pie y tampoco hay mucho que ver en la ciudad, pensamos que cuatro horas de un conductor privado por la tarde sería lo adecuado, para conocer los puntos de interés de la ciudad. Creo que acertamos.

Nuestro conductor nos llevó durante esas cuatro horas por 35.000 kyat, unos 25€. Los taxis o coches privados en la ciudad son mucho más caros que en el resto del país. Lógico teniendo en cuenta cómo es la ciudad: avenidas y avenidas de 8-10 carriles que unen las diferentes áreas sin prácticamente nada en medio salvo hoteles y vacas y perros que buscan un poco de sombra.

Museo de las Gemas de Naypidó

Así pues dedicamos la mañana a estar tranquilamente en el hotel escribiendo y después de comer comenzamos nuestro segundo recorrido por la ciudad.

La primera parada fue el museo de las gemas.  El museo está situado en una de las avenidas principales de la ciudad: Yaza Thingaha Road, con cuatro carriles por sentido. En el camino volvimos a encontrarnos con vacas.

El museo tiene dos plantas, la planta baja dedicada a un mercado de joyas y la de arriba al museo propiamente dicho. En el jardín dos esculturas de elefantes blancos, flanqueando a un mapa en relieve de Myanmar, te dan la bienvenida.  A la salida, también en el jardín, veremos dos enormes rocas de jade sin tallar. 

El precio de la entrada al museo son 5$ y decidimos no entrar. Aunque, por lo que parece, merece la pena. Están allí la mayor perla del mundo y el rubí más grande del país.Nosotros estuvimos dando una vuelta en la planta baja, en un enorme mercado de joyas y bisutería con decenas de puestos y completamente vacío. 

La pagoda Uppatasanti

Hasta ese momento, tanto el día anterior como hoy, la experiencia en Naypidó estaba siendo principalmente interesante o curiosa, pero no «bonita». Eso cambió inmediatamente a continuación. Con la visita a la majestuosa pagoda Uppatasanti.

Nuestra visita allí, sin saber qué nos íbamos a encontrar, fue espectacular. Fue terminada en marzo de 2009 y mide 99 metros de altura. Apenas 30 cm más pequeña que la pagoda de Shwedagon en Rangún, que es su inspiración.

A nuestra llegada a la pagado pudimos ver varios elefantes blancos, un símbolo de energía, paz y prosperidad. Fue de por sí algo muy curioso. Después, subimos a lo alto de la pagoda. (Aunque hay ascensor de hecho, algo que nunca habíamos visto) No hacía demasiado calor, el viento ululaba, unos niños tocaban las campanas… en definitiva que moló mucho mucho el estar allí y las sensaciones.

El interior de la pagoda, además y es cosas extraña, se puede visitar. Dentro vimos algunas personas rezando y otras trabajando en los relieves de las paredes. Las primeras que veíamos en toda la ciudad, quitando a taxistas y gente de nuestro hotel. Desde lo alto pudimos ver cómo unos coches oficiales llegaban al lugar, lo que nos recordaba que estábamos en la capital del país.

Junction Mall

La tarde iba pasando y de pronto acababa de mejorar mucho. El conductor nos llevó al parlamento de Myanmar, aunque ya lo habíamos visto el día anterior. Lo que sí paramos un rato, fue en la enorme tribuna fija que tienen construida para presidir, supongo, los desfiles.

Nuestra siguiente parada fue a dar una vuelta por el centro comercial. Sí. Y la verdad es que también moló. Porque aquí sí, fue evidente que en la ciudad vive gente. Es un pequeño centro comercial y un hipermercado. Con cines y una pequeña sala de recreativos. Fue la primera vez en nuestra vida que vimos y no jugamos a un Mario Kart Arcade 🙁 pero no daba tiempo ya.

Dimos una vuelta, compramos algo de comer y una nueva SIM de Ooredroo. En el súper estaban anunciando varias promociones de cara al thadingyut, el festival de las luces que es a mediados de octubre.  Por cierto, que cómo ya vimos en varios países anteriormente, las SIMs utilizan un sistema de USSD en lugar de SMS, Datos o llamadas para configurar cosas en el teléfono o servicios del operador, lo que me parece una gran idea.

Water Fountains Park

Ya estaba anocheciendo. Eran pasadas las 17:30 y nuestro conductor nos había dicho que ese era el mejor momento para visitar el parque de las fuentes de agua. Llegamos y había cola! De verdad que vive gente aquí 🙂

0,50€ y p´adentro. Una vez allí parece que nos habíamos transportado a mi juventud en el hilo musical. Santana, Bon Jovi y hasta «Why Don’t You Get A job» de Offspring.

 Dimos un paseo disfrutando de la música y las luces y los juegos de agua – parecidos a los que recientemente habíamos visto en Manila – y ya nos fuimos yendo, que a las 19:30 teníamos el bus a Mandalay.

 Esperamos en una pequeña sala de espera dentro de la casa de venta de billetes y en seguida en marcha. Cuatro horas de trayecto. Antes de arrancar un pasajero nos preguntó nuestro hotel habló con el conductor para que nos dejara lo más cerca posible. En el bus, como siempre en Myanmar agua embotellada como obsequio y toallitas. También siempre bebida de bienvenida en los hoteles. Es gente muy amable en todo el país en nuestra experiencia. 

Así que nada, tras una parada a medio camino en la que cenamos un poquillo, sobre la media noche llegamos a Mandalay. Previamente, en el camino, habíamos cruzado un puente con el autobús compartido con la vía de tren, así que tuvimos que esperar. Algo que hubiera sido muy sorprendente, si no fuera porque ya lo habíamos visto este año muy lejos de aquí. Nuestro amigo negoció con un taxi que nos llevó por 5000 kyats a nuestro hotel de los próximos días. Un poquito caro, pero no estábamos para negociar. Además creo que cogí algunas pulgas o algo 🙁 En seguida llegamos, buena habitación y a descansar. Había sido un gran día.

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