También podíamos haber titulado este post, «una manta de agua» o «jarrea, jarrea» Día largo el de hoy que nos llevará a pasear de nuevo por la bahía de Sidney. Pero hoy además, siguiendo La Jantoguía, cruzaremos al otro lado.
Mañana en el museo y cruzando bajo la lluvia
Sí, son casi el nombre de dos películas. Pero a eso fue a lo que dedicamos la mañana. Desayuno de campeones. Wet-Bix incluídos. Más típico de Australia que los canguros. Creo que en los 90 trataron de implantarse en España (recuerdo, creo, un anuncio de televisión) pero no lo consiguieron. Acabo de ver que sí siguen en España, centrados en el segmento fitness.
Con tanta cantidad de energía encima es sorprendente que no llegáramos corriendo al Museo de Arte Contemporáneo de Australia. 🙂 Y todavía es más sorprendente lo cansado que estaba yo mientras veíamos las diferentes exposiciones y la 20ª Bienal de Sidney. Situado en The Rocks, la zona más antigua de la ciudad, que hoy tenía mercado, en el antiguo edificio art-deco de los servicios marítimos del puerto., el edificio acoge diferentes exposiciones de artistas tanto australianos como extranjeros.
Pero bueno, poco a poco fui despertando. Salimos de nuevo a la calle y nos encontramos con un enorme mastodonte de barco y así nos pusimos en marcha para cruzar el Harbour Bridge, bajo una lluvia abundante. Los recuerdos de cuando cruzamos andando el puente de Brooklyn eran inevitables. Aunque este puente está inspirado en otro puente neoyorquino, el de la boca del infierno 😉
Miramos para apuntarnos a cruzar el puente por arriba (sabíamos que se puede porque sale en Modern Family) haciendo una especie de escalada con cuerda, pero era demasiado para nuestro presupuesto.
El Luna Park
Y así, poco a poco y disfrutando de la preciosa construcción del puente, fuimos cruzando su más de un kilómetro de largo hasta llegar al otro lado, a North Sydney. Era sábado, día del mercado de Kirribilli. No teníamos nada que comprar pero sí hambre, así que un piccolo cafe y luego le hicimos los honores a un currywurst. Ese hito turco de la comida alemana. Vimos de lejos un puesto que anunciaba paella, pero nos fiábamos demasiado. Al pasar después sí vimos que eran compatriotas, y la paella y la empanada tenían buena pinta 😉
Y oye, con algo en el estómago, después de disfrutar de las vistas del puerto de Sídney desde el otro lado y viendo que hasta el sol se quería asomar de nuevo, el sábado se presentaba ya más animado. Estuvimos disfrutando de las vistas debajo del puente, haciendo fotos y flipando con el poder corrosivo del aire y el viento y con los colores de los animales por aquí.
Yo sólo conocía el Luna Park de Buenos Aires (y el de Gandia 😉 pero resulta que hay otro en Sídney. (y otro en Melbourne, pero eso no lo sabía entonces. De hecho, acabo de descubrir que hay decenas por el mundo, inspirados en el primero, de 1903 en Coney Island)
Bueno, el que nos ocupa fue abierto en 1935, tres años después de la apertura del puente. Con tan larga historia, las tragedias, cierres y reaperturas se han sucedido. Y eso le ha dado carácter al lugar. Como decía Janto, no sé hasta que punto les gustará a los niños, pero para mí es ese tipo de parque completamente interesante en el que todo da un poco de miedo: por su diseño, por su antigüedad, por los chillidos de las chicas payasas que se ofrecieron a sacarnos fotos… hasta su famosa cara de entrada parece que se va a comer a un niño…
Del parque se puede salir (o entrar) por Wendy´s Secret Garden (no hay secretos para La Jantoguía) que es un parque precioso como de cuento británico junto a la Bahía de la Lavanda y al parque Clark 😉
Anzac, vuelta a Bondi y mudanza
Llevábamos día completo, pero todavía tuvimos tiempo para, en el cambio de autobús de vuelta a Bondi, parar a comprar algo para comer en nuestro ya familiar Whoolworths y después ir a ver el Anzac Memorial. Aunque empezado después inaugurado a la vez que el de Melbourne, es un epitafio dedicado a todos los soldados australianos y neozelandeses. La presencia del ANZAC en la historia de Australia es preeminente.
Disfrutamos de la visita, mientras aprendíamos de la historia reciente antigua de Australia y el vigilante nos hablaba de sus viajes de juventud por España 😉 Tuvimos que conformarnos con ver el estanque de los reflejos a través de las lonas de las obras de mantenimiento que «harán realidad la visión original del arquitecto»: Bruce Dellit.
Teníamos hambre, serían como las cinco, así que nos pusimos ya en marcha hacia Bondi. 333 y pa´lla que vamos. Pasamos por el estudio del programa de Bondi Ink Tattoo y llegamos a casa de Janto. Al llegar conocimos a Íñigo, preparamos unos sandwich y al poco conocimos a Julia que llegaba de Nueva Zelanda y que sería la invitada de la casa ese día, así que nosotros le devolvimos la habitación a Janto (gracias!!), Janto el sofá a Julia y cogimos los bártulos y un Uber – el conductor, de mujer georgiana, estaba muy interesado en España, Cataluña y el País Vasco, y nos fuimos a Bronte.
La idea era unirnos por la noche a tomar algo, pero eso ya no pasó… Nos dio tiempo a ver en la tele, con sorpresa, la nueva campaña de Airbnb (también hemos visto marquesinas) y que quedaba ya un sólo día para la nueva temporada de Masterchef (que aquí es casi una religión. Fueron los que crearon el formato actual y es el programa más visto de la televisión) Zzzzzz.
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