El Santuario de la Memoria y una tarde casera

Nuestros días en Melbourne serán muy guays. Alternaremos los días de ver la ciudad con varios días de estar en casa, escribir, diseñar, ver pelis, leer y cocinar realmente por primera vez en meses. Hoy dedicaremos la mitad del día a cada cosa. 🙂

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Nos levantaremos tranquilos, como todos los días que pasemos en la capital del estado de Victoria. También como todos los días, desayunaremos como unos señores: cereales, tostadas, yogur, té, galletas… con tranquilidad. Como se disfruta de los desayunos. Y bajo la atenta mirada de los preciosos cuadros de Sophie.

El plan era salir a dar un paseo, caminando la hora que nos separaba del Shrine of Remembrance, el monumento de Melbourne a los soldados del ANZAC. Así que nos pusimos en marcha. Hicimos una primera parada en la oficina de Correos (como ya vimos en Nueva York, parecen oficinas del servicio de Correos del país, pero de gestión privada). Compramos sellos para las postales. Además nos informamos sobre los envíos de paquetes overseas. 🙂 No compramos disquetes de 3,5″. Pero había. La segunda parada fue para pedir un café y ya seguir el camino.

Recordando ANZAC

Disfrutamos realmente del camino por St. Kilda Road, que a mí me recuerda un montón a la Castellana en Madrid. Fuimos de charleta, tranquilamente. Pasamos por delante de una sinagoga, que estaba cerrada y llegamos finalmente al santuario. Inspirado en el Partenón, fue construido al mismo tiempo que el de Sidney e inaugurado 13 días antes. (En aquel momento, Melbourne era la capital del recientemente nacido país)

A mí me gustó más que el de allí. Tiene una especie de minipabellones en cada de una de las esquinas y el primero que vimos, un jardín inspirado en los países en los que Australia ha combatido realmente me encantó. Recorrimos el lugar, aprendimos todavía más de historia australiana y disfrutamos de las vistas del skyline de la ciudad, desde el piso de arriba. El edificio, a su vez, está sobre una pequeña colina.

Y así, llegó la hora de comer y según lo previsto (otros días no lo cumpliríamos) volvimos para casa. Comimos unas pizzas (sí, todavía no empezamos a cocinar 😉 y comenzamos a ver una curiosísima película australiana de 1971: Wake in Fright, que Netflix sugirió y que es considerada una de las precursoras, junto a Mad Max, del renacimiento del cine australiano en los 70 y 80.

Pasamos la tarde en casa, diseñando escribiendo y montamos la primera campaña de Facebook Ads de Nagore para la fanpage de Nyumbani. Al llegar la noche, nos hicimos unos filetes de ternera. Por si te interesa, querido lector. Sí, tú.

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