Desierto y nevado

Casi sin querer, este fue el día que más cosas vimos de Washington. Y, claro, lo que vimos lo vimos cerrado. El Capitolio nos había vuelto a cancelar la visita. La ciudad seguía muy cubierta de nieve. El metro abrió con gran parte de las paradas – al menos todas las de superficie – cerradas. No pudimos ir al Pentágono que a mí me apetecía. Eso sí, el metro era gratis. Esa tarde leeríamos en el periódico de Bezos  que se comenzaba a criticar un poco la gestión de los servicios tras la tormenta, pues otras ciudades ya funcionaban a casi pleno rendimiento.

Un paseo que no pasará a la historia de los paseos

Tras un gran desayuno, nos dirigimos a Chinatown a ver el lugar desde donde al día siguiente saldríamos hacia Nueva York. Todo en orden. Así que nos fuimos a recorrer la zona, bajando hacia el sur. Bordeamos el Verizon Center (por cierto, que juegan también partidos de Lacrosse allí). Vimos un montón de edificios, cerrados a cal y canto pese a ser lunes. Nos detuvimos en el Navy Memorial, y de allí a comer al Shake Shack de la calle F.  Como siempre estos días, el calor es lo principal que buscábamos 🙂 Aprovechamos, en cualquier caso para comernos un par de hamburguesas, ver que venden comida para perros y escribir algunas postales.

Teatro y brutalidad, digo, brutalismo…

Ya con el estómago seguimos nuestra ruta. La primera parada (sí, por fuera. Este día sólo entramos a tiendas y bares) fue en el teatro Ford. Escenario de muchas vicisitudes, entre ellas el asesinato de Lincoln. Yo sabía que había muerto en un teatro, pero no sabía cuál. Se cuenta que el asesino de Lincoln, cuyo padre se apellidaba Brutus, dijo la misma frase al matar a Lincoln, que aquel al matar a Julio César.

Caminando calle abajo dimos con el edificio del FBI. Nos resultó curioso que es de estilo brutalista, tan querido en Rusia en la segunda mitad del siglo XX. Por cierto que, no recuerdo cómo, hace unos meses dí con este blog que me encantó, sobre el brutalismo.

Triángulo Federal y al Capitolio (por fueraaaa, sí)

Seguimos nuestro camino cruzando las oficionas del Federal Triangle, ya en dirección al Capitolio, por el norte del National Mall. Pasamos por los Archivos Nacionales y la Galería Nacional. Dudábamos de si acercarnos o no al Capitolio y menos mal, porque al día siguiente nos lo volvieron a cancelar. Ya sabíamos pues lo habíamos visto de lejos el día de antes que estaba en obras. Dimos una vuelta y cruzamos por delante. Nos costó un rato cruzar la enorme extensión de nieve.

Después, comenzamos un gran paseo por el sur del National Mall, recorriendo gran parte de los edificios del Smithsonian. La institución, fundada por un inglés que nunca visitó EEUU y que depende directamente del gobierno, tiene 18 museos y centros sólo en Washington.  A mí, el museo/conjunto de museos siempre me recuerda a Los Simpsons. De hecho, no lo sabía, pero hay una escena del sofá inspirada en él. 

Lo dicho fuimos paseando y viendo todos los museos. El botánico, el de Historia de los indios americanos, el del aire y el espacio, el Hirshom, el de arte africano, y los dos más antiguos, el de Artes e Industrias y el Castillo. Me gustó que a lo largo del National Mall vas viendo planetas con las distancias a escala que tendrían en la vida real.

De nuevo al norte

Tras el paseo, que la verdad es que moló, nos vamos ya de nuevo para arriba. Pasamos por el Edificio de Ronald Reagan, después por la Casa Blanca, que esta vez vimos bien de verdad y de ahí, en plan groupies, a ver el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Que por cierto tienen un Chillida en la esquina que comparten. Fue gracioso ver que un cartel avisa de que el BM no puede asegurar que no vayan a robar las bicis a los empleados. Cosas mundanas.

Una parada para comprar el periódico, y pasando por la embajada de México, cogimos el metro en Farragut West. No sabíamos muy bien que hacer así que bajamos hasta L´Enfant Plaza. Hacía frío y estaba todo cerrado. Así que media vuelta. La estación es preciosa por cierto. Con un cruce de dos líneas con anden abierto en forma de cruz. Ya de vuelta a casa, compramos algunas cosas (me flipa que vendan café del McDonalds y del Dunkin Donuts en los supermercados) y a casa a descansar. Mañana nos vamos de Washington, de Nueva York y de EEUU. Todo de una tacada.

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