Nos despertamos en la ciudad costera de Nha Trang.  Marcus acaba de ganar el oro en K1 1000. 🙂 Al comprar los billetes a Saigon dudamos de si quedarnos un día aquí, pero finalmente no. Así que hemos de esperar al bus a la capital vietnamita, que saldrá en 3 horas. Son las 5 de la mañana y está justo amaneciendo. Todavía tendremos unas 10 horas de camino.

Tenemos tres horitas y decidimos ir a estirar las piernas y a desayunar. Vamos directos a la playa. Para ser tan temprano, el calor ya se deja sentir. Nos recuerda a Gandia. Vemos un hotel abierto y nos sentamos en la terraza. Nos tomamos un café vietnamita con hielo y leche condensada. El clásico 🙂 Es demasiado temprano y no tienen nada para comer. Bueno, tampoco es tan grave.

Vamos dando un paseíco. Pasamos por un templo en primera línea y por un centro comercial.  Mucho más normal lo segundo 😉 No sabemos por dónde tirar y nos metemos un poco hacia adentro. Acierto. Damos con una pastelería en la que justo están poniendo los productos recien horneados 🙂

De vuelta ya para la agencia. Vemos muchos carteles en ruso, parece que la ciudad atrae vecinos del norte del norte. Cuando llegamos – antes de la hora prevista – el grupo ya se está yendo andando a donde cogeremos el bus que no es aquí. Otro clásico ya.

Si queréis vivir la misma experiencia que nosotros, podéis iros a mal dormir, y 10 horas después seguís leyendo. El bus hizo un montón de paradas en su trayecto hacia el sur. Finalmente llegamos a Saigon – oficialmente Ciudad Ho Chi Minh C- sobre las 18:00. Habíamos reservado el hotelito cerca de la zona donde paran los autobuses, así que nos fuimos para allí andando.

Check-in rápido y a descansar un poco. No habíamos hecho nada en todo el día, pero estábamos bastante cansados. Duchita y a cenar a un cercano Lotteria. Teniendo cuidado de no morir atropellados al cruzar las calles, claro 🙂 Hamburguesa flojita y niños jugando al escondite detrás de nuestra silla… Poca historia más para el día que llegamos a Saigón.