Llevamos una semana en Australia y hoy veremos por primera vez canguros 🙂 Nos levantamos en Woodford. No hemos dormido tan mal como pensábamos. Desayunamos y ¡en marcha!
Pararemos en un rato en una gasolinera a coger un café y salsas gratis («es antiaustraliano hacer pagar por la salsa» y hacia el norte. Anoche nos hicimos una guía más o menos de las ciudades y lugares que vamos a visitar para marcarnos un poco el ritmo del viaje. Nagore justo recuerda que vamos a pasar por Morisett, destacado en la Jantoguía y esa será la segunda parada del día.
Caminando entre canguros
Veremos canguros muchas más veces durante este viaje, pero esta primera vez fue especial. De hecho fue especial el primero que vimos un poco a lo lejos. (Es muy parecido a lo que nos pasó en Nara, que flipamos con el primer ciervo y luego había cientos) Los canguros son animales salvajes y además vimos carteles expresamente pidiendo que no se les dé comida así que no nos acercamos hasta el punto de tocarlos.
La experiencia fue muy bonita. No había nadie por allí – más allá de los trabajadores del hospital. Es muy curioso verlos frotarse la espalda o saltar. Pero lo dicho, niños, nunca les deis pan, les puede producir la muerte.
Seguimos después nuestro camino, fue un día de muchos kilómetros e íbamos haciendo pequeñas paradas. La siguiente fue en Port Stephens donde tuvimos la ocasión de flipar también con los enormes ¿pelícanos? y de nuevo, de ruta. Hasta llegar a Buladhela (me encanta el nombre, me recuerda a un estribillo de una canción de Tryo (supongo que por mi mal francés)) Allí, paramos en un baño para descubrir que hay medias llamadas Razzmatazz, hicimos una compra un poco más grande que la del día anterior y compramos algunas postales en el post office.
Y de nuevo en la carretera. La idea era llegar a Taree, donde había una zona con duchas. Pero era un área de servicio con McDonalds, así que dejamos la ducha para el día siguiente y nos fuimos un poco más adentro hasta Wingham. Llegamos justo al atardecer. Mientras comenzábamos a preparar la comida-cena un señor se nos acercó y nos repartió información (le entendíamos más bien poco) sobre la región y la ciudad de Wingham para el día siguiente.
Nos enteramos que son famosos en la región, «el Wingham bush» los murciélagos y tuvimos la ocasión de comprobarlo poco después. Empezábamos a cenar nuestro pollo hindú con salchichas (sí, cocina fusión) ya de noche, cuando miles de estos simpáticos animalitos salieron chillando del bosque en busca de comida. Impresionante experiencia la verdad. Ya en la furgo, el cielo estrellado era espectacularmente nítido. Algo de lo que disfrutaríamos muchas veces (y que nos haría tener que rebuscar las constelaciones, que en el hemisferio sur se ven de forma distinta o no se ven)
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