Llegamos a la capital del estado de South Australia, sobre las 6 de la mañana. Fue un día de mucho andar en el que descubrimos la quizá menos visitada de las grandes ciudades australianas y donde casi todo era gratis 🙂
El autobús llegó a la ciudad rozando el alba. Tras muchas paradas en el trayecto nocturno desde Melbourne y con algunas personas realmente curiosas a bordo. Sólo nos bajamos en – creeemos que es – Tintinara, donde atesoraban tanto una máquina original de Arkanoid, como un montón de fotos de «trenes de carretera», camiones articulados de unos 6-12 remolques (el récord está en 112) que circulan por carreteras como la Tanami Road en el norte del país, que conectan las ciudades costeras con las poblaciones del interior, en el Outback, con kilómetros de rectas, entre ellas la que hasta ahora era la más larga del mundo. Se queda pendiente.
La ciudad jardín
Llegamos a Adelaida. En la estación, mientras buscamos wifi para pedir un uber, vemos otra exposición de señales. Soy tan fan de las señales… en fin 🙂 Por fin lo conseguimos – sólo teníamos que salir un poco del edificio 🙂 En seguida llegamos a casa de Daniel, nuestro anfitrión brasileño en el couchsurfing. Nos abrió Eddie que estaba despierto. Al pobre Daniel lo despertamos… 🙁 Gracias de nuevo desde aquí por vuestra hospitalidad! Era muy pronto aún así que nos fuimos a dormir un rato.
Ya levantados, estuvimos desayunando y charlando un rato con Daniel y nos fuimos a dar un paseo y a conocer la ciudad. El trazado urbano de la parte antigua de la ciudad es muy característico, con dos un rectángulo y un círculo (North Adelaide, donde nosotros estábamos) separados por el río, y todo ello seperado del resto de la ciudad por un parque circular.Dimos un paseo por el centro de exposiciones, la universidad y la zona de los hospitales y centros de investigación, donde se encuentra el SHAMRI, icono de la ciudad. Nos encontramos, de nuevo, como en muchos lugares de Australia, con la obra de Peter Drew.
Seguimos de paseo y llegamos a la plaza principal de la ciudad, Victoria Square, y de allí al mercado central, en chinatown, donde entramos comer. Nos compramos además un libro de Roald Dahl, del que habíamos estado hablando la semana anterior y de cuyo nacimiento se cumplen ahora 100 años, a cuenta de que Matilda, el musical, está en Melbourne. Configuramos nuestra nueva SIM, nos comimos unos sandwich y seguimos de camino 🙂
Continuamos el recorrido. Llegaremos a la catedral católica de la ciudad, la de San Francisco Javier. Una fugaz visita y hacía el norte por la calle del Rey Guillermo dejando a un lado el ayuntamiento. Hasta que no llegamos a la calle de Rundle Mall Adelaida parecía una ciudad fantasma. Estaban todos aquí. Bueno, la mitad. A la otra mitad la veríamos en un rato.
…y se hizo la gente
Rundle Mall fue la primera calle peatonal de Australia y cuando nosotros llegamos estaba llena de actividad. Disfrutamos de los músicos callejeros, conocimos al campeón de Australia de hacer castillos de vasos de papel, nos compramos una pegatina de un canguro para el ordenador, tuvimos una «pelea» con unos cerdos… vamos lo normal. Llegamos así hasta Adelaide Arcade, donde a punto estuvimos de comprarnos algún juego hasta que nos entró la cordura. Estuvimos un rato jugando con las spheres y ya comenzamos a ir hacia casa. Era nuestro último día en Australia y teníamos que escribir las postales.
Tomamos el autobús circular – gratuito – y en seguida, pasando por el zoo, llegamos a casa. Cogimos las postales y nos fuimos a Palazzo , a la también muy concurrida zona de restaurantes de O´Conell. A tomar un café y a escribir. Sí, flatwhites. La idea era terminar pronto y volver a casa para acompañara a Daniel a un concierto de música brasileña. Sin embargo, estuvimos más de dos horas escribiendo y se nos hizo tarde. Así que sin complicarnos demasiado fuimos al restaurante de al lado. Un hindú que ha ganado algunos premios. En el que comimos realmente bien y descubrimos el biryani.
Todavía era pronto y nos apetecía tomar una cerveza con Daniel así que nos fuimos de nuevo al centro, pasando de nuevo por el Adelaide Oval que estaba hasta arriba de gente, presenciando el partido entre los Adelaide Crows y GWS Giants. Llegamos a The Duke justo a tiempo para ver las últimas canciones en el jardín trasero. No logramos contactar con Daniel así que disfrutamos de nuestra cerve y nos fuimos ya para casa.