Hoy es el día de la bandera en México. Hoy veremos un montón de museos. El día empezará en casa trabajando un poco en los cursos de los que soy profe. Después iremos a por la ropa a la lavandería y ya por fin saldremos a desayunar como a las 12:00. El elegido es Kaluna en nuestra querida Plaza de los Fundadores.
Nivel de cafeína adecuado. Podemos proceder. Tomamos una calle nueva para nosotros. La de Independencia. Allí vemos dos preciosas tiendas. La primera es Movente. Una tienda, con unas preciosas ilustraciones en el callejón, que trata de propiciar la movilidad sostenible en la ciudad.
Un poquito más tarde, y tras preguntar por unas tijeras en la farmacia La Cruz, donde el señor es super amable apareciendo entre miles de trastos, conocemos a Paco Rabell de El Garabato Cultural. Ha construido su colección en 30 años visitando casas y lugares para hacerse con una cantidad de objetos que resulta realmente impresionante.
Paramos en el museo Casa de la Zacatena, pero decidimos no entrar. Nos dirigimos al Palacio de Gobierno, en la Plaza de Armas. Ahí, en el hall de abajo vemos unos ejemplos impresionantes de muralismo mexicano. (Yo no había oído hablar de esta escuela nunca y me iré de México enamorado de ella) Vemos diferentes obras que cuenta la historia de México – y que a diferencia de lo que vimos en San Miguel Allende – le dan más peso a Hidalgo y Guanajuato y su alhóndiga, en el inicio de la independencia.
Fuimos después al Museo de los Conspiradores. Un museo terminado tan sólo tres meses antes de nuestra visita, y que de nuevo cuenta la historia de la independencia con impresionantes – realmente vistosos – murales en las salas.
Y seguimos para bingo. En el antiguo Convento de San Francisco, se encuentra el museo regional de la ciudad. Es enorme – aún no sabemos el tamaño del que nos encontramos en Oaxaca – y dedicamos mucho tiempo a verlo. Recorrido por la historia precolombina de la región, la historia del propio convento – asociada a la novohispana – y, como no, la de Independencia, de la que ya nos vamos haciendo expertos.
Compramos unas tortas en el Willy´s, al igual que la primera noche y nos vamos a casa a comer, descansar y escribir. Por la noche, salimos a cenar, pero se ha levantado tanto viento que preferimos volver a casa tras coger la cena. En Doña Rosenda, suena Calamaro. Nos pedimos unos bagettes, (que aquí en México no son crujientes) mientras hago unas fotos en la plaza. A casita. Cena, final de temporada de Sense8 y zzzzz.
Nagore qué guapa!
Qué sitios tan chulos aunque yo ahora mismo mataría por unos nachos como los de Petrus! Mmmm
La verdad es que estaban buenos, Naroa, sí!