Hoy disfrutaremos de otra zona – y otra cara – de Hanoi. Distinta a la parte colonial o la «soviética» Hoy pasearemos por la zona trendy. Cada día nos gusta más esta ciudad.
Supongo que saldríamos de casa sobre las 1200 o las 13:00. No se puede decir que hayamos madrugado en nuestra semana aquí 🙂 Ducha, desayuno en plan tranquilo, ver la actualidad olímpica… Disfrutando de la vida casera.
Museo de Bellas Artes de Hanoi
La primera parada será un museo. Todavía no hemos visto ninguno en la ciudad. Vamos tranquilamente caminando, bla bla bla esto, bla bla bla lo otro. Nos lo hemos pasado. Media vuelta. Ahora sí. Tickets (Unos 30.000 dong, creo recordar) y para dentro.
A mí el lugar en seguida me recordó a un antiguo hospital. (Por ello me recordó al Reina Sofía de Madrid) Y parece que tenía razón. Fue un antiguo internado francés para mujeres, hasta que en los años sesenta se decidió su uso como museo y se completó con arquitectura vietnamita.
Disfrutamos de la visita. No sólo porque tuviera aire acondicionado, que también. Pudimos ver principalmente escultura y pintura desde la prehistoria hasta el modernismo. Algunas obras realmente interesantes. A mí una de las cosas que más me llamó la atención fue la pintura sobre paneles de papel de arroz que ocupan la planta superior.
Catedral y lago Hoan kiem
Moló el museo. El día pintaba bien. Algunos pokemon cazados después y buscando un sitio para comer llegamos a un Mon Hué. No lo sabíamos entonces pero es una franquicia que se ve por aquí y por allí en la ciudad. A unos comensales españoles al lado de nuestra mesa no les entusiasmó mucho 😉 No estaba mal. Lo más interesante fue una especie de fajitas en pan de arroz. Curiosa fusión 🙂
Estómago lleno. Seguimos camino. Como ya hemos visto, la ciudad fue colonia francesa y es así como veremos la primera catedral católica en meses. Terminada en 1886 y bautizada como «de San José» por los constructores franceses, fue uno de los primeros edificios que levantaron en Hanoi tras la toma de la ciudadela de la ciudad unos años antes. De estilo neogótico, recuerda inmediatamente a Notre Damme en París. Justo cuando pensábamos que – además de encajonada entre otros edificios, algo extraño en otras latitudes – estaba cerrada a cal y canto vimos que no, que se podía entrar por un lateral.
Nuestro siguiente destino es el lago de Hoán Kiém. Uno de los múltiples lagos de agua dulce de la ciudad y considerado uno de las zonas centrales. Literalmente: «Espada Restaurada». Cuenta la leyenda que necesitando el emperador vietnamita luchar contra los invasores chinos, una tortuga (el único animal tangible de la mitología vietnamita – los otros son fénix, unicornio y dragón, como aprendimos en la ciudadela) le ofreció una espada con la que condujo a la victoria. Después la espada fue devuelta al lago y ahí se encuentra desde entonces 🙂
Además de tomarnos en la orilla la que es ya nuestra bebida típica en el país (café con leche condensada y hielo picado en vaso alto) disfrutamos después de un paseo por el contorno del lago. En el mismo hay dos construcciones. Por un lado tenemos la torre de la tortuga, que hoy en día no se puede visitar y justo al norte el templo de jade de la montaña. Tras pegarnos con un señor que se colaba tan tranquilamente cruzamos a la islita, además de un pequeño templo dedicado a Confucio, había una competición televisada de xiangqi: el ajedrez chino, al que ya habíamos visto jugar otros días por las calles.
Es temprano todavía así que seguimos camino. Pasamos por un edificio de correos donde compramos sellos. En la calle la gente tiene montados sus partidos de bádminton, algo que no nos sorprende. De ahí iremos caminando hacia la ópera de Hanoi. Tanto el edificio como la zona – justo enfrente de la Bolsa – te trasladan inmediatamente a Europa. Intentamos ver si podíamos visitarlo, pero no lo parecía.
Era temprano pero no tanto. Así que para cuando llegamos a los museos de Historia y de la Revolución ambos estaban ya cerrados. Nos costaría algunos intentos más en días posteriores 😉 Afuera, como ya habíamos visto en nuestro primer día, peluqueros ofrecen sus servicios en plena calle. Nos apetecía tomar algo así que dicho y hecho. Un té y un zumito y oye, como nuevos.
Ahora ya sí, estaba anocheciendo. Pasamos por la orilla del lago – ahora ya iluminada – hasta llegar a un Intimex, donde compramos algo para cenar. Ubercito y a casa. Bocatas y a dormir.
Hola chicos! Qué lindo tooodo lo que hicieron en Hanoi, se ve que lo disfrutaron mucho (o al menos mucho más que nosotros que por falta de tiempo sólo visitamos el lago).
Me llegó la notificación por el enlace que pusieron a Ruta del Mate! Gracias! 😀
Preciosas las fotos… me los apunto para seguir su aventura… (original el nombre del blog)
Un beso!
Hola Flor! Sí, estuvimos una semana, tuvimos tiempo de conocerla un poco. Nos encantó la ciudad. Gracias a vosotros por un blog tan molón 😉