Hoy es nuestro último día en Bangkok y no tenemos ningún plan. Queríamos haber ido a un mercado flotante pero, en general, son sólo los fines de semana. Los que abren entre semana son «cerca del agua», y la mayoría están bastante fuera de Bangkok. Así que nada…
Echamos un vistazo por la mañana mientras desayunamos «en donde siempre» y vemos que hay algunas cosas realmente curiosas que visitar en la ciudad: el templo de Beckham, el edificio robot, o incluso un avión abandonado. A mí este último plan me mola, pero nos pilla realmente lejos así que nos decídimos por los otros dos. (Si hemos enlazado a blogs de terceros, ya podéis imaginar que no llegamos… 😉
Decidimos comenzar de paseo, acercándonos a un antiguo fuerte del siglo XVIII que está casi al lado de nuestro hostel. No parece que pueda visitarse – aunque desde ahí podemos ver el que quizá es el puente más famoso de Bangkok, el puente de Rama VIII.
Museo de la moneda y Galería Nacional
Estuvimos un rato esperando a un bus que nos acercara a la zona donde hay metro y tomarlo ahí para ir a ver lo de Beckham y «el robot» pero hacía un calor exagerado (Bangkok nos regaló todos los días un calor difícil de aguantar) y decidimos ir a una parada que conocíamos más.
Fue así, como de casualidad, nos dimos con la Galería Nacional en Bangkok. Desde fuera no es que fuera espectacular (ni por dentro) peeeeeero vimos un cartel afuera con dos palabras mágicas: «gratis» y «manga japonés» 🙂 y para allí que entramos.
Estaba prohibido tomar fotografías, así que podéis contentaros con ver un vídeo de la exhibición. Nosotros conocíamos quizá poco contenido. Apenas Evangelion y Arale y a Hatsune Miku (Nagore conocía a esta segunda, que es bastante seguida por aquí) pero disfrutamos de las salas. En una de ellas, estuve un buen rato jugando a Crimson Room Decade. No tenía ni idea de la existencia de este juego – un homenaje a un juego de culto que cumple 1o años, pero que me tiene enganchado desde entonces 😉
Así que nada mal. Visitamos después algunas salas más de pintura de estilo europeo del siglo XVIII y de orfebrería del sudeste asiático y volvimos al infierno a la calle.
Y muy poquito después, vimos el museo de numismática de la ciudad de Bangkok. Es otro tema que nos mola, particularmente a mí. No, no ponía gratis, pero era tan fácil como preguntar. También lo pasamos guay. Aprendimos lo que es el pod duang, (literalmente gusano), el sistema monetario que consistía en una especie de «tiras de metal», con marcas para ser cortado y que a veces era llevado como pulsera. Terminamos la visita aprendiendo cómo fue la adopción de las monedas y del papel moneda tiempo después en Siam.
… y a Wat Pho
Bueno, pues ahora sí. A coger el bus, a la zona de metro y a lo de Beckam. Cogemos el 47. No viene nadie a cobrarnos. Al poco se sienta detrás nuestro un señor que comienza a darnos conversación. Nos explica que este bus es gratis (que los que tienen el letrero azul delante lo son) y que de donde somos y tal… Cuando pasamos por Wat Pho, nos pregunta si hemos visitado ya el templo y nos dice que hay un Buda recostado. Así que, una vez más en el día de hoy, cambio de planes!
Normalmente en Bangkok abordas el bus en cualquier puerta y luego viene el revisor (en nuestra experiencia revisor) con su clap clap (guarda tickets y dinero en una especie de cilindro que se abre por la mitad y que juro que la del día anterior abría y cerraba haciendo música…)
Nos bajamos del bus. Aún no habíamos logrado ver un Buda tumbado y era una cosa que nos llamaba la atención. A mí, por supuesto, desde la pista de Sagat en Street Fighter II. (Por cierto, que acabo de ver en una maravilla de post, que está inspirado, precisamente en uno de los templos que no vimos en Ayutthaya.
El conjunto de templos de Wat Pho fue impresionante. Se construyó en el s. XVII, mucho antes de que Bangkok fuera declarada la capital de Tailandia. El buda en cuestión es el más grande de Tailandia, y se puede percibir nada más entrar. Es enooooorme.
Recorrimos varios del resto de templos y capillas – a mí me gustó más que el palacio real de Bangkok que habíamos visto, abarrotado, unos días antes y luego nos fuimos a por la botella de agua que te regalaban con la entrada 🙂 Minipunto para Wat Pho.
Hora de comer, así que nos complicamos mucho y nos quedamos justo en frente. Vuelvo a comer pad thai, después de semanas en las que no quería tras el frenesí de los primeros días… 😉 Pues oye, ahora sí, un bus y a la zona de metro y…
Ná de ná. Yo creo que estaríamos unos 40 minutos esperando al bus. Ni rastro de él. Nos dimos cuenta de que no era ahí. Eso fue un poco después de que a Nagore unas chicas españolas – tras dudar un poco – le preguntaran a Nagore que donde había comprado su camiseta de Totoro. Nos movemos un poco. Otros 30-40 minutos. Encima con responsabilidad, pues una chica nos preguntó si podía coger ahí el bus para ir al este. Por fin llegó!! Pero habíamos dedicado mucho tiempo, así que nuestro plan se cayó… lo único que hicimos fue llegar a la zona de metro, que es donde está…
Siam Discovery
Teníamos idea de venir aquí un ratín antes de ir a los dos sitios previstos del día, pero al final fue lo último que vimos. Es una especie de centro comercial pero molón. Cada tienda es una especie de instalación artística y la verdad es que nos moló. Lo primero que vimos fue Social Discovery. Una especie de tunel en el que proyectan audio e imágenes de tu usuario de Instagram. Lo hicimos un par de veces. Fue divertido. Y después dimos con una tienda de PlayStation y ahí que echamos el resto de la tarde (que tampoco quedaba mucho) Uncharted 4, (yo, que me quedé en la Play 2 estaba flipando) un FIFA (gané yo) y un Art Of Fighting tag tournament (ganó Nagore) y era más que hora de volver a por nuestras cosas al hostel y poner rumbo al aeropuerto. Aunque a Nagore le dio tiempo a tomar café con George Clooney. Un viejo conocido.
Se oía de fondo el concierto en el Nimitbur Stadium, mientras esperábamos el bus. Hora punta. Autobús abarrotado. Adios al hostel, recuperar el paraguas que nos habíamos olvidado en la habitación. Uber y al aeropuerto antiguo de Bangkok a dormir. Última improvisación del día, a dormir al Burger King, que mañana temprano volamos a Hanoi. Hamburguesa y zzzzz. Bastante bien en el fondo, aunque no paraban de sonar avisos por megafonía. 🙂