Hoy pensábamos que íbamos a dormir una hora más, pero…. nop. En India no cambian al horario de verano y por tanto no vuelven al de invierno. (Creo que es eso) así que ahora tenemos una hora más que cuando llegamos con respecto a gran parte del planeta. Si no recuerdo mal, el anterior cambio de hora de este año nos tocó en California, pero se hizo una semana después que en Madrid por ejemplo… cosas que pasan.
Pero buemo, que me pongo a divagar… ¡Happy Diwali!!! ¡Feliz día de la fiesta de la luz! Ayer ya tuvimos ocasión de aprender bastante de esta fiesta, pero tristemente hoy no nos podremos quedar a la celebración grande que harán en el hostel. A cambio, tendremos el mejor viaje en tren de los que hemos hecho en la India.
Es nuestro tercer día en Benarés y hoy lo disfrutaremos de otra forma (aunque haremos casi lo mismo 😉 Pero sin el cansancio del primer día o el frenesí de ayer.
Happy Diwali en recepción. Happy Diwali a los niños por la calle. (En general, los niños en India te saludan como en ningún otro sitio – y los jóvenes se quieren hacer fotos con los turistas). Ah! Happy Diwali al amable señor del lugar donde desayunamos. Quizá no pegue mucho pero disfrutamos de un desayuno británico en la ciudad más sagrada de la India. Ahora sí, con el estómago lleno de paseo hacia los ghats. Pero los cercanos a casa.
Llegamos al ghat de Assi. El primer día pasamos por delante de una librería sin hacerle demasiado caso. Pero hoy pararemos un buen rato 🙂 Aunque no era la idea, saldremos con dos libros. Chaturanga de mi querido Tagore (mi madre me contaba historias suyas de pequeño) y una versión en hindi de «El Principito» que es una pequeña tradición que tengo. (Un poco más y no lo encontramos, que la edición era una distinta a la habitual 😉
Quizá por ser una noche tan festiva el tren va casi vacío. Sólo vemos en nuestro vagón a una pareja de chicos belgas. Por primera y única vez en nuestros viajes en el país, veremos a policía patrullando el tren. Nos harán firmar un papel explicando que hemos entendido las medidas de seguridad. (No comprar comida a extraños y ocultar de la vista las cosas de valor) Esta vez estábamos bien abrigados. Nadie se sentará en mi cama. Pero nos despertaran la policía con sus linternacas cada vez que pasen. Una de ellas, para que Nagore esconda mejor la cámara. Me despertaron a mi, con unos ligeros toquecitos molestos golpes para no decirme nada y decirle a ella que la guardara. Todavía no se por qué a mí.