Doi Suthep, la cima dorada

Hoy vamos a salir un poco de la ciudad de Chiang Mai. Hacia uno de sus montes sagrados: Doi Suthep. 

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Comenzamos el día. Tras ducharnos la cafetería del hostel sigue cerrada, así que salimos a buscar un sitio.  Pronto lo encontramos. El desayuno está muy bueno. Cerquita de nuestro hostel. Desde el café, pedimos un Grab. Pero cuando llega el conductor nos dice que no puede llevarnos a Doi Suthep usando la app y nos pide 600 Baht. Así que nos bajamos tranquilamente. Dedicaremos la siguiente media hora a negociar con taxistas y tuctuqueros. Ya habíamos leído que lo mejor era  ir al zoo de Chiang Mai y de ahí subir a la montaña en uno de los red vans. 

Así que eso hacemos. A la tercera logramos que nos lleven al zoo por 100 Baht. Allí deberemos esperar a que se llene la van (10 personas) para subir al templo. No tardamos demasiado en ser 6 y la conductora nos dice que nos sube, nos espera 90 minutos, y nos baja por 100 Baht por persona. Así que nos parece bien a todos. Por fin.

Doi Suthep

El monte tiene una altura de 1.676 metros y una carretera llena de curvas te lleva hacia él cubriendo los 15 kilómetros que la separan del centro de Chiang Mai. 

En el siglo XIV un monje del reino de Sukhothai, (junto con Ayutthaya uno de los primeros reinos tailandeses) tuvo un sueño. En él se le decía que fuera a Pang Cha y buscara un hueso.  Se pensba que era un hueso del hombro de Buda. Sin embargo, el rey no estaba muy convencido. Por lo que el monje lo conservó y lo llevó a otro rey cercano.

Allí el hueso se partió y uno de los trozos fue puesto en el lomo de un elefante blanco que fue dejado en la selva. El animal subio el monte Doi Suthep y cerca de su cima se paró. Hizo sonar su trompa tres veces y murió. fue justo ahí donde se construyó el templo.

Una vez allí todavía hay que subir 309 escalones para llegar al templo. El templo se encuentra revestido en su mayoría de tonos dorados. Como en casi todos los templos budistas es preciso descalzarse lo que – en esta ocasión – con temperaturas muy altas y el suelo quemando, no fue de lo más agradable… 😉 Una vez dentro de uno de los templos, un señor nos enseñó a sentarnos para mostrar respeto a Buda. Siempre con las plantas de los pies opuestas a su representación. Mientras, algunos monjes bendecían a familias de locales o turistas.

El templo en sí es interesante. Con una réplica del buda de esmeralda (el trono del rey de Tailandia) y una enorme estupa que alberga – se supone – la reliquia. Desde allí pudimos ver unas espectaculares vistas aéreas de la ciudad.

Por cierto, que allí, una vez más, nos preguntamos por qué en las representaciones de Buda que vemos en Tailandia – o que vimos en Indonesia – aparece muy delgado y en las que vimos hace años en Japón (y las más conocidas quizá en Occidente) Parece ser que, simplemente son dos personas distintas. El de aquí es Siddharta Gautama, el fundador del budismo, mientras que el que se venera en Japón, es otra persona – posterior -, venerado por una de las escuelas del budismo, la zen.

La conductora nos dijo que por 20 baht más nos llevaba al centro de Chiang Mai, (puerta norte) así que lo resolvimos de esa forma. Lo primero que hicimos fue buscar un sitio para comer. Y en seguida lo encontramos. En Mountain View, oye 😉

Después de comer y disfrutar de café y helado (a lo loco) fuimos a visitar algunos templos más. En Chiang Mai es algo bastante fácil 😉 El primero fue el de Wat Saen Muang Ma Luang (Wat Hua Khuang) Un templo birmano que nos llamó la atención porque era enorme y tenía edificios – que nos recordaron a un monasterio – en su interior. Fuimos aprovechando la poca sombra que había 😉

Después cruzamos por unas calles con algunas obras de arte urbano y llegamos a otro templo. El de Wat Chiang Man, el primer templo construido en la ciudad. No era tarde pero había sido un día intenso. Decidimos que era ya buen momento para recorrer andando la horita que teníamos hasta casa y dedicar el resto del día a descansar.

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