De cumple en Venice Beach

Hoy es día de cumple y lo celebraremos como se merece. Día lleno de cosas – y también de algo de transporte – estaremos por Venice Beach y por Korea Town.

Nos levantamos temprano. Desayunamos y nos ponemos en marcha. May ha preparado un packed lunch con nota de cumpleaños para Nagore (love!) para que nos lo llevemos. Tomamos el metro hasta Union Station. Me llama la atención ver publicidad de servicios para alquiler de coches directamente para usarlos con Uber o Lyft.

Cuando llegamos a Union Station, hemos de cambiar a un autobús urbano. El 733. Quedan unos 40 minutos así que nos vamos a dar un paseo por la estación, donde encontramos un piano – no lo habíamos visto otros días – en el que cualquiera puede tocar mientras espera al tren. El chico que está justo cuando pasamos nosotros es un virtuoso, así que nos quedamos un rato 🙂

Al poco salimos ya a la plaza Patsauras y justo cuando empezamos a dudar de si hemos entendido bien los horarios, viene el bus. Tendremos algo más de una hora de trayecto recorriendo barrios residenciales y comerciales – sin demasiado glamour – de la ciudad. Nos llama la atención que hay muchas pupuserías al pasar por el barrio latino. Acabo de aprender que son la comida típica de El Salvador.

De picnic en Venice Beach

Llegamos a Venice. La playa es muy fácil de encontrar y hacia allí que nos vamos. El lugar parece bonito/curioso/interesante/diferente a otras playas que conocemos. Hogar de Jim Morrison, de El Gran Lebowsky… la playa es famosa por su «galería de excentricidades». Nosotors no veremos nada completamente inusual, pero el ambiente sí que mola.

Pero antes a comer. Buscamos un huequito a la sombra junto a las palmeras y disfrutamos de nuestra comida mientras admiramos las vistas del Pacífico o vemos a los baywatch pasar con las sirenas por la arena.

Después enfilaremos el boardwalk. Mola. Gente en bici, gente con cosas que parecen bicis. Gente jugando al ajedrez, maniquiés perros o satanistas ofreciendo consejo. Cuando llegamos al final giraremos para, ya por el interior, ir al binoculars building un curioso edificio con forma de prismáticos, obra de Frank Gehry que actualmente es la oficina de Google en Los Angeles. (La quinta oficina suya que conozco) Buzzfeed también tienen oficina al lado. Muy cerca está la Electric Avenue, aunque no tiene nada que ver con la canción de Eddy Grant.

Abbot Kinney Boulevard. Un nombre bastante británico en el corazón de California. Y un escenario propicio para encontrarnos con Emma Thompson a la salida de una tienda. La calle tiene algo. Cruzada por varias calles perpendiculares con nombres de ciudades españolas, es una especie de mezcla entre la Quinta Avenida de Nueva York,  la calle Fuencarral de Madrid y un barrio de lofts en el puerto de Copenhage. Lleno de arte urbano, tiendas poco convencionales…

Nos gustó. Más o menos a la mitad paramos en Kreation a tomar un café y un zumo. No tenían ningún zumo que no llevara verdura. Tampoco tenían menú en papel, te daban una tablet con las opciones. Ya os hacéis una idea del estilo del sitio. (Y de la zona) Terminamos la visita dando un paseo por «Marina del Rey» la zona de los canales – construidos por el hombre – de la que la ciudad toma su nombre y que fue un empeño del propio Kinney de construir una Venecia en California. Es curioso y tranquilo, todo residencial. Pero no es realmente bonito. (A Nagore sí le parecieron muy bonitos) Las orillas tenían la hierba seca. Yo pensé que era por la sequía. Walter nos explicó luego que es agua de mar la que va por los canales. Ahora lo entiendo todo. Muy cerca de allí cogimos el 33 y de vuelta hacia el este.

Korean Town y una barbacoa que…

Mmmmmm. Habíamos quedado a cenar para celebrar el cumpleaños de Nagore. El lugar elegido fue «Road to Seoul» en el barrio coreano. Llegamos un poco temprano así que pudimos dar una vuelta por el cercano «Olympic Boulevard» (por fin veíamos algo relacionado con los Juegos en la ciudad) y un enorme centro comercial con varias de las tiendas sin letreros en inglés. (y donde un chico muy muy amable nos explicó donde estaba el baño)

En seguida fuimos ya a cenar. La cena fue fantástica. (Acompañada de música bastante alta que ya la quisieran locales bakalas) La tradicional parrilla coreana que nosotros conocíamos de Hiroshima. Increíbles los calamares. Todo realmente bueno. Nagore tenía su tiara de cumpleañera y todo 🙂 Lo pasamos realmente guay.

Fuimos después a tomar la tarta de cumpleaños, casera, de zanahoria a casa de Erm y Eric. De camino nos llevaron por el centro de Los Angeles de noche, por otra parte que aún no habíamos visto, cerca del Staples Center. Ya en casa y mientras llegaban todos vimos el final de una de mis películas favoritas de cuando era pequeño. Un broche de oro a un día muy guay 🙂

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