Hoy disfrutaremos de otro día perfecto «de vacaciones» dentro del viaje. La espectacularidad de la península se ve hoy agrandada porque hace un día fantástico.
«It’s just another day for you and me in paradise»
Phil Collins
Nos levantamos y decidimos desayunar fuera del hotel. Nos vamos hacia la playa del oeste y aunque será algo caro, la experiencia lo merece. Nos desayunamos un english breakfast fantástico con unas vistas que… en fin.
Paseo pa’qui, paseo pa’lla, bañito. Paseo pa’qui, paseo pa’lla, bañito. Kindle. Paseo pa’qui, paseo pa’lla, bañito. Y así. Nos fuimos después a Phra Nang, que es para mí la más bonita de todas las playas de por aquí. (Intentamos ir a Ton Sai, pero nos perdimos y desistimos) La roca caliza hace que no se pueda construir carreteras o tal así que a todas estas playas sólo se puede acceder en barco.
El primer día ya vimos que en una de las cuevas de la playa hay una especie de templo a la fertilidad con decenas de penes de madera. Pero no le prestamos mucha atención hoy. ¿El plan aquí? Paseo pa’qui, paseo pa’lla, bañito. Paseo pa’qui, paseo pa’lla, bañito. Kindle. Paseo pa’qui, paseo pa’lla, bañito. Lo que guardo en mi retina (y en Dropbox) son las imágenes de las rocas en el mar que parecen levitar sobre el agua dado que el agua a erosionado gran parte de su base.
Y poco más que añadir. Comimos y cenamos en el mismo sitio (A mí me gustó más que a Nagore, probamos por primera vez la sopa de coco) algo que repetiríamos más días. Baño por la tarde en la piscina, escribir, ir a cenar y por la noche otro buen rato escribiendo.