Perdidos y lo que casi nos perdemos

«Imagina una caja. ¿Tu sabes de cajas, no, John? Ahora imagina una caja en la que  puedes desear cualquier cosa dentro. ¿Qué dirías a eso?

Ben a Locke. Lost.

Hoy el día tiene pintaca. Vamos a visitar el rancho Kualoa por la mañana donde se han rodado un montón de películas y series y por la tarde vamos a ver si por fin logramos ver el acuario y la ceremonia de luau. Spoiler: sí, lo logramos. En el minuto 118 de la prórroga.

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Lo primero es lo primero y por la mañana tenemos que llegar al rancho. Nuestro recorrido empieza a las 11:00, así que toca madrugar. La idea es tomar un bus que queda al lado de casa y que según Google nos cuadra para tomar 8 minutos después del que va al rancho. Justico, justico. Nada puede torcerse. Y siento que la narración sea tan plana, pero no se torció. El primero llegó unos 3 minutos tarde, pero llegó a la YMCA de Honolulu 5 minutos antes de lo previsto, justo a tiempo para ver pasar a Hurley en su furgoneta…

Kualoa, el rancho de Hollywood

Hoy hace peor día que cualquier otro de los que estemos en Hawaii. (Y eso que todos los días cuando por la noche íbamos a casa nos llovía un poco) Está gris, gris. Y es un poco pena porque además hay bruma y no se ve demasiado de la costa que lleva al rancho, que tiene pinta de ser preciosa. Como va bastante vacío nos sentamos atrás del todo, que el calorcito del motor convierte los sillones en térmicos 😉 Una horita nos lleva llegar en este segundo autobús.

Llegamos a las 10:15 así que incluso nos dicen si queremos unirnos al de las 10:30 pero no. Parece que clarea un poco incluso, mientras saludamos a los caballos. El rancho es enorme, se lo compró Gerrit P. Judd al rey Kamehamena III. El valle fue históricamente un lugar sagrado para los hawaianos. Además de ser escenario de películas, el rancho tiene caballos, produce plátanos (Apple bananas, muy buenos, comimos luego) papayas, ofrece recorridos en quad… vamos diversificación de ingresos.

Nos vamos a desayunar. El café es horrendo. Parte de la culpa mía por ponerle vainilla y avellana y nada de leche. Las oreos buenas. Sin sorpresas. J Mientras llega la hora de conocer a Kale – nuestro conductor – y de montar en el antiguo bus escolar, vemos fotos de rodajes de un montón de las pelis que se han rodado aquí: Jurassic Park, Jurassic World, Mi nombre es Joe, George de la Jungla, Windtalkers, la de Dupree, 50 primeras citas, Godzilla y también por supuesto Lost y Hawai 5.0.

Comienza el recorrido. Tras ver los restos de un molino de caña de azúcar (que era la actividad principal del rancho – y de todo Hawaii – en la segunda mitad del s. XIX) Kale nos va contando la historia del rancho, de cuando llegaban aviones (los árboles son de menos de 70 años) de cómo viven allí los pipi (ganado vacuno) o de árboles como los monkey pods (acacias) o los kukuina. Lo que hoy no veremos serán mongus ni wallabies. (que los trajeron como mascota al inicio del rancho y ahora se han multiplicado) Vuelve a llover, así que el agua entra en el autobús sin cristales.

Pronto llegamos a un bunker de la II Guerra Mundial. Es muy muy interesante. Aprovechan para tener ahí bastantes piezas de atrezzo de sets de rodaje (incluido el submarino de Lost) pero independientemente de eso es interesantísimo ver el propio bunker en sí. Cuando salgo tengo una alegría encima… (mira las fotos 😉

Seguiremos recorriendo viendo la pista de golf de Hurley que está cerquita de donde los velociraptores persiguen a Sam Neill (Kale nos dice “aunque no lo creáis, hace 23 años de Jurassic Park”, que es gracioso, porque es una conversación que hemos tenido alguna vez) que está al lado de donde se rodó el vídeo de Nicki Minaj, que está en frente de donde Brendan Fraser.., que queda justo antes de donde Charlize Theron… en fin que moló mucho y que ahora tengo que ver o rever algunas pelis 🙂 Es curioso porque en Hollywood no teníamos mucho interés en hacer algo similar y aquí sí. El paraje es quizá la diferencia: espectacular.

¿Ya? ¿Ya ha pasado la hora y media? L Volvemos al punto de partida. En la tienda vemos increíbles vídeos de surf en las islas de Da Hui. Vamos después a ver a un papagayo que también tienen por aquí. Ahora sí, una visita al museo del rancho y a esperar al autobús.

Haciendo tiempo en Waikiki

Tuvimos mucha suerte. En la parada de autobús frente al rancho no hay mucho que hacer. Y pasa cada hora. No sabíamos cuando. Pero sólo tuvimos que esperar cinco minutos 🙂 Así que de vuelta a la ciudad. Cambio de bus en Ala Moana Mall mientras pillaba Wifi del Starbucks, lo justo para mirar el Comunio y hasta Waikiki. Nos cruzamos con algún trolebús Lealea, que son típicos de por aquí, y nos fijamos en que varios autobuses llevaban lazos amarillos, que no sabíamos qué significaban.

Nuestro plan era ir directamente al acuario a preguntar si podíamos apuntarnos al luau de por la noche. Antes llamamos una vez más y una vez más tuvimos que dejar un mensaje en el contestador. No tenía buena pinta. Como ya estábamos casi al lado, nos acercamos y la chica del acuario nos dijo que ellos no sabían. Que llamáramos a otro número. Así que media vuelta. En este número sí nos cogieron, pero y nos dijeron que estaba completo durante quince días 🙁 Así que nada. Lo que hicimos fue comer y tratar de ir luego a ver si sonaba la flauta.

Comimos en un viejo conocido. Probamos el mahi mahi, un pescado típico de aquí y una pizza hawaiana 🙂 típica de Canadá realmente. (Pero moló mucho, jejeje) Todavía no eran las seis así que nos fuimos hasta el final del todo de la playa, vimos que ya estaban ensayando y llegamos hasta una piscina war memorial venida a menos. Último intento. Fuimos a las 6 menos cuarto, pusimos cara de pena y nos aceptaron. Nos pidió que volviéramos a y cuarto a recoger ya la pulsera para el acceso. Así que penúltimo paseo – que moló porque vimos un Ford T – y ya listos para una turistada que nos apetecía mucho.

Peces y flores en Honolulu

Con la emoción de haber logrado entrar y la belleza de la puesta del sol, entramos al acuario por la puerta de salida. La visita al acuario, maravillosa. A mí me flipan. Con bastantes especies conocidas (cirujanos amarillos, tetras…) y algunos propios de las aguas cercanas a las islas. Lo dicho, mola mucho. Hasta vimos a la pobre foca que parecía con pocas ganas de espectáculo.

Y al poco, ya comenzó el luau, la fiesta tradicional hawaiana. Tenían de invitados a un grupo de Samoa que llevo a cabo un impresionante haka que resultó muy interesante. Además enseñaron al público a acompañar con los tipos de aplausos. El patti, sonoro y el pow, ahogado.:-)

Ukeleles, bailarinas, bailarines y danza de los cuchillos de fuego para terminar. Unas fotos y día terminado. Impresionante. Bueno, todavía volvimos a casa andando, en el que sería nuestro – ahora sí – último paseo por Waikiki.

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