Hoy será un día curioso. Teníamos previsto nadar con tortugas. No lo hicimos. No teníamos previsto mojarnos. (En el barco, se entiende) Fue el mayor diluvio de nuestra vida – literalmente. Lo de ver delfines no estaba claro. Los vimos. Íbamos a Virgin Island. Estaba llena de gente.
Entre los delfines y la tormenta
Un par de días antes habíamos quedado con un chico en la playa que oí iríamos a hacer snorkelling por la isla de Balicasag. Nos costó unos 600 pesos creemos recordar. Habíamos quedado a las 6:00 de la mañana en que nos recogería en nuestro hotel.
Cuando nos despertamos no había luz en el barrio, pero sí estaba ya clareando, así que no hubo mayor problema. Bastante puntual llegó el que sería el capitán de la banca en la que pasaremos la mañana. Los tres en moto y sin casco, por supuesto, 🙁 y en seguida llegamos a Alona Beach.
Nagore ya me había dicho de coger chubasquero. Mejor le hubiera hecho caso. El trayecto hasta la isla de Balicasag nos llevaría unos 70 minutos. De los cuales se pasó los 60 posteriores al inicio diluviando. No hay mucho sitio en donde resguardarte en una banca, así que…
Cuando estábamos llegando tuvo lugar lo mejor del día. Varios delfines en formación se pusieron a navegar en nuestra proa. Fue un espectáculo digno de verse. Sí, eran las 7:30 de la mañana y ya fue lo mejor del día… Al llegar a Balicasag fuimos corriendo a resguardarnos de la lluvia y a organizar los grupitos para el snorkel. De vuelta a la orilla con unos chicos de Corea y un israelí ¡y al agua!
Estaba más caliente que la de la lluvia, así que fue agradable meternos. Con camiseta y tal. Total… Estuvimos un rato nadando y viendo la fauna acuática hasta que me acerqué al chico que llevaba esta otra banquita. No sé si nos entendió el chico de la playa o qué, pero este me dijo que no había tortugas por aquí :-((( En fin. Además los peces me gustaron más en Phi-Phi…
Fuimos después un ratito a Virgin Island. Vimos en la isla – es un pequeño arenal – varias estrellas de mar y varia gente ofreciendo colgantes y otras cosas, lo que no contribuyó a lograr un ambiente paradisíaco. Así que, para mí, no fue una mañana maravillosa (dentro de este año, claro 😉
Otra horita de vuelta en el barco y a casa andando. Compramos pollo para cenar pero nos echamos una siesta antes de comer 🙂 Tarde de posts y de luchar contra los montones de hormigas que tuvimos esos días en la habitación. Al llegar la hora de cenar, unos nudelitos. Unos estilo bulalo y los otros estilo La Paz Batchoy 🙂 El día en sí no fue nada del otro mundo, pero sí recordaré la tormenta y los delfines, por supuesto.
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