De misión en Santa Bárbara

Hoy seguiremos descubriendo California. De hecho cambiaremos de condado. Hoy vamos hasta Santa Barbara, fundada como misión franciscana por Fray Junípero Serra, con quién ya nos habíamos encontrado en este viaje.

Para mí Santa Barbara, siempre era sinónimo de Santa Barbara, la serie de los ochenta que recuerdo ver con mi abuela.

De camino a la ciudad atravesamos enormes campos de limoneros, kale y fresas. Que junto con el aguacate son los grandes cultivos de la zona. Cuando digo enormes, de verdad que eran enormes. No estoy acostumbrado ya a una agricultura tan extensiva.

El viaje se hizo muy agradable, está a 100 millas clavadas. Al llegar, con el pier al fondo,  fuimos a visitar la oficina de turismo. Decidimos que veríamos la ciudad en el autobús turístico, que resultó ser una gran cosa. Conocimos a Richard, el conductor, que se interesó por saber cómo estaban las cosas en España y en seguida nos pusimos en marcha.

Richard nos fue contando sobre la ciudad, la American Riviera. Sobre sus bodegas, sus ilustres vecinos (Mitchum, Lucas. Oprah, James Cameron). Vimos la escuela de música, que vio los primeros pasos de Katy Perry y nos comentó que el rancho de Neverland está justo al otro lado de la carretera.

Vimos después el museo de historia natural con su esqueleto de ballena, pasamos por el rancho de Ronald Reagan, por la universidad, la Arcada, el puerto, por el precioso teatro Arlington o el Presidio Real de Santa Barbara, el segundo edificio más antiguo de California.

Parada obligada fue la propia misión de Santa Barbara, origen de la ciudad, levantada con el propósito de evangelizar a los indios chumash, los pobladores de la región en aquella época. Era domingo de ramos, así que tuvimos que esperar a que la buena gente de Santa Barbara terminara la misa para poder entrar a ver la iglesia y el patio. Bastante interesante, aunque estemos acostumbrados a este tipo de construcciones (más o menos)

Había llegado la hora de comer, así que nos dirigimos hacia Fishouse. Comimos realmente bien. Clama chouder, tacos de atún, fish and chips…  y aprendimos sobre pesca con Walter. Después de comer recorrimos la playa y los puestos del mercado que había viendo a diferentes artistas y vendedores. Nos llamó particularmente la atención Tom Maupin, the wine barrel man, que trabaja toneles y los convierte en preciosos muebles.

Tuvimos un apacible viaje de vuelta, con algo de tráfico (yo me dormí) y una parada para comprar fruta. Llegamos a casa justo a tiempo de llegar a Sushi of Naples en el centro de Pasadena, donde habíamos quedado para cenar con Eric y Erm. Impresionante la presentación de los platos para completar una gran cena. De vuelta a casa, de charla en el salón mientras jugamos con Buttercup que tiene una energía inagotable.

Bar-Bar-Barbara, Santa Barbara, Bar-Bar-Barbara, Santa Barbara
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California
Then we sail into the shiny sea
The weight that drags your heart down
Well, that’s what took me where I need to be

«California (There Is No End To Love)» – U2

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