Creo que en un sólo mes en mi vida no he visto tantos amaneceres y atardeceres como el que pasaremos en India 🙂 El de hoy lo veremos recién llegados a nuestro hotel de Jodhpur.
En el viaje nocturno de hoy, un niño se ha empeñado en pellizcarme los dedos de los pies mientras su madre se partía de risa… en fin…
Amanece que no es poco…
Como decía, el amanecer de hoy nos pillará llegando justo a nuestro nyumbani de los próximos días. Tan recién llegados que cuando llegamos a la ciudad aún es de noche. No estamos para grandes negociaciones y pagamos las 150 rupias que nos pide el señor tuktukero sin rechistar. (Nunca hemos conseguido bajar de 100 😉
Bueno, pues llegamos. El sitio es precioso. El chico – al que despertamos – nos deja subir a la terraza restaurante donde hay un colchón en el suelo para gente como nosotros. 🙂 Nagore aún le hizo más caso al sol. Yo… zzzzz. Nos despertamos ya al ratito, descansados. Ducha y desayuno. Ambos muy necesarios.
A comer a Mehrangarh
Vamos a estar en la ciudad sólo un par de días, así que a diferencia de otros destinos y lugares, hoy mismo nos ponemos en marcha para conocerla a la antigua capital marwar (literalmente región de la muerte)
Nuestro haveli está muy cerquita de la fortaleza de Mehrangarh, ordenada construir por Rao Jodha, jefe del clan Ratore de Rajput (gobernantes de Rajastán) y fundador de la ciudad. Nunca asaltado por enemigo alguno y Patrimonio de la UNESCO (no por eso 😉 desde 2013.
Nuestro plan, de todos modos, era ir a dar una vuelta sin demasiado plan, pero acabaremos visitando el fuerte hoy mismo. En un palabra: maravilloso. Estábamos ya flipados mientras subíamos la cuesta de acceso secundaria por el suroeste (razón por la cual no vimos a nadie, lo que también ayuda a crear sensación molona)
Estuvimos un rato haciendo fotos y ya fuimos hacia el fuerte. No teníamos ni idea lo que nos íbamos a encontrar y casi nos sorprendió ver tanta gente cuando llegamos a la zona de entrada. No teníamos pasta para pagar la entrada y no había cajero pero hay una oficina de cambio de divisas que por una módica (casi 9%) te permiten obtener efectivo contra tu tarjeta. Al final se había hecho hora de comer, así que lo primero es lo primero.
MA-RA-VI-LLA-DOS
Pues ahora sí. ¡Adentro! La subida final, ya dentro del recinto de la muralla es amenizada por varia gente tocando instrumentos tradicionales. Los tambores retumban entre los gruesos muros y los oiremos el día siguiente desde nuestro hotel.
Justo en la puerta principal la cuesta gira bruscamente 90º. Hay unos formidables pinchos como a 2 metros sobre el suelo. ¿Para qué? Para evitar que pudiera ser derribada por elefantes enemigos a la carrera. Un rato antes en la entrada de la muralla también habíamos visto esos pinchos pero no me parecía que fueran defensivos pues pensaba que estaban demasiado arriba para personas o caballos… 😉
Como en todos los demás fuertes de Rajhastán que hemos visto y veremos el actual maharaja creó hace años una fundación que se encarga de la gestión y mantenimiento del lugar. Como en todos los demás, él da la bienvenida en la audioguía.
Lo dicho, el lugar nos maravilla. Un estilo de construcción que nunca antes habíamos visto, preciosas vistas, todo muy bien explicado… (incluso que el primer apunte contable de la fundación fue de la venta de guano de los murciélagos que poblaban el lugar cuando lo abrieron para comenzar la restauración 😉
Y al igual que en el resto de palacios-fortaleza del Rajhastán, se repite el patrón constructivo: existe un área principal fuera del palacio pero dentro del recinto del palacio (y a su vez dentro de las murallas que es la zona de recepción de visitantes. Posteriormente se pasaba (o no 😉 a la zona de audiencias con el soberano. Las otras dos áreas principales de todos los palacios rajastaníes son las cámaras y salas de los hombres y separadas de estas, las de las mujeres pues se observaba la costumbre de la purdah (literalmente, en persa, cortina) la segregación por sexos.
En el palacio pudimos además conocer más sobre la pintura de la época o el ritual de la colocación de los turbantes. Los guardianes del palacio iban con trajes muy bonitos.
Por cierto. Fue curioso ver cómo uno de ellos se enfadó enormemente con un grupo de turistas locales que se saltaron la valla de protección en uno de los cuartos. Justo habíamos oído que agarrar a a alguien por el brazo se consideraba la máxima expresión de control y se ofrecía a los reyes y eso mismo fue lo que hizo, y el turista no se soltaba. Fue interesante y fue una alegría. ¡Por fin! No deja de sorprendernos este año lo irrespetuosa que es mucha gente con las indicaciones de conservación en muchos lugares del mundo… 🙁
Templo de Maa Chamunda
Disfrutamos mucho del lugar. Al finalizar la visita al palacio fortaleza recorrimos una impresionante muralla que nos llevaría al pequeño templo de Maa Chamunda. Desde ahí, impresionantes vistas de Jodhpur. La ciudad azul. El sol, que habíamos visto aparecer en el horizonte por la mañana, había completado su ciclo en esta parte del mundo y se ponía lentamente 😉 Como en muchas otras ocasiones la gente quería hacerse foto con turistas occidentales.
Nosotros fuimos poco a poco volviendo a casa. Aún llegamos de día. Había sido un día intenso, de una gran belleza. Que recordaremos por mucho tiempo.
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