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Jaipur, la ciudad rosa

A-GO-TA-DOS. Así llegamos a la capital del Rajhastán. El estado en el que pasaremos las dos próximas semanas. Tras más de 8 horas de retraso del tren llegamos a la ciudad. Ya es de día. Vamos caminando al hostel. Es de la misma compañía que el de Benarés y nos hacen 3×2. Menos mal, porque esta noche la hemos pasado en el tren 😉 Prashant está al pie del cañón para darnos la bienvenida. Serían sobre las 7:00 de la mañana y nos echamos un rato.

Museo Albert Hall de Jaipur

Nos re-despertamos, duchita y a turistear. Nos hemos hecho más o menos un planning para decidir qué veremos hoy. El primer lugar será el Albert Hall. Decidimos – más yo 😉 – ir andando.  En seguida se percibe que la ciudad es más «cuidada» que otras que hemos conocido. De hecho ya lo habíamos pensado al llegar al hostel pues la calle estaba perfectamente asfaltada y con las marcas viales pintadas. Tendremos esa sensación más veces en Rajhastán. Pronto averiguaremos que la ciudad tiene sólo unos 250 años y fue la primera urbe planificada en la historia del país.

El camino se hace un poco pesado. Recuerdo que pasamos por la zona de los hospitales. Como en otros lugares de la India nos cruzamos con bastante gente pelirroja, de piel oscura. Leímos que son indoiranios, uno de los pueblos donde la prevalencia es razonablemente elevada. Lo que aprende uno 🙂

Finalmente llegamos al museo. Lo primero que hicimos fue parar a comprar agua y una samosa – la pedí fría, craso error – en el clásico Coffe Day que siempre está cerca de cualquier lugar turístico en el país. Ahora sí, a por los tickets. A ver, amigos, no hagáis como nosotros. Hay una entrada que se llama composite. Es para visitar casi todos los lugares de la ciudad (salvo el Palacio de la Ciudad) y se puede usar dos días. Vale lo que pone en la primera columna de la foto de los precios. 1000 rupias. No 2.000 que es la suma que pone. Esa suma es lo que costaría si compraras todos de manera individual. Parece evidente, pero no nos pareció. Así que compramos sólo las del Albert Hall y al salir la composite 🙁 Podíamos haber vuelto a entrar. Lo bueno fue que Nagore tuvo precio de estudiante. Justo hoy se le caduca el carnet.

Bueno, el museo. A mí me moló. Era el primer museo que vimos en la India y fue bastante interesante. Fue construido en honor de la visita del rey (Alberto) Eduardo VII, a la ciudad. (Motivo por el que fue pintada de rosa en su momento, y desde entonces mantiene el apodo)  Pinturas, instrumentos musicales indios (de lo que más me moló) o algunas de las monedas más antiguas del mundo están entre los tesoros que se pueden ver en las dos plantas del museo.

A la salida, algunas fotos con las palomas, ahora sí compramos uno de los composite. Y hacia el centro de la ciudad por la calle Chaura Rasta. Pasando de una librería a la siguiente (como vimos en Rangún, aquí también están organizadas las calles en gremios) acabamos llegando a la que en su momento era la puerta principal de la ciudad, la de Tripolia. (Literalmente puerta triple) En su momento debería ser guay, pero ahora estaba cerrada 😉 Así que dimos un pequeño rodeo por la puerta que está al Este y…

Jantar Mantar

Nada más entrar en la zona amurallada volvemos a tener la sensación de que está ciudad mola. Es distinta al resto de ciudades que hemos visto en India. (Veremos más similares en Rajastán. Es en Jaipur cuando comenzamos a tener la sensación de que nuestra experiencia en el país iba yendo de menos a más.  No tenemos muy claro qué ver primero y casi el azar hace que paremos en la cola de Jantar Mantar. Sabíamos que era un lugar recomendado, pero no sabíamos lo que era. Porque no sabemos sánscrito, claro, porque su nombre significa instrumentos mágicos.

Efectivamente. Entramos (compramos el multipase para mí – podíamos haberlo hecho con precio de estudiante pero fuimos honrados (tampoco nos dimos cuenta entonces 😉 )) sin saber lo que era y comenzamos a ver construcciones muy curiosas y muy grandes. 

Jantar Mantar es el mayor observatorio solar del mundo. Todavía en uso. Estaba abarrotado y era difícil percibir la magia que debió tener el lugar. Es uno de los cinco que mandó construir el rajput de Jaipur (entonces Amber) Jai Singh II. Un valeroso guerrero y un enorme enamorado de la ciencia. No logré entender las explicaciones en torno a los instrumentos que se encuentran muy bien explicados en el enlace anterior 🙂

Torre Isarlat (Sargasuli)

Tras la sorpresa tan molona tocaba seguir el recorrido. Según la búsqueda que habíamos hecho por la mañana en Google el siguiente lugar que podemos visitar es la torre de Isarlat también conocida con el nombre de Sargasuli. No había ningún cartel allí que nos informara sobre su historia, ni tampoco los dos guardias.

La torre, construida en 1749 para celebrar una victoria militar, tiene tres alturas y al igual que sucede en la Giralda no tiene escalones si no una rampa continua. Desde lo alto, las vistas de la ciudad son espectaculares. Disfrutamos un buen rato de ellas y de la charla con un chico español al que volveríamos a ver el día siguiente y continuamos nuestro jaitour 😉 Sí, si veis la posición del sol en las fotos ya podéis ver que era bastante tarde y aún no habíamos comido.

Hawa Mahal, el palacio del viento

Es quizá el lugar más conocido de la ciudad de Jaipur. Formaba parte en su momento de la zenana, las dependencias femeninas del palacio de la ciudad. Se dice que su creador, Lal Chand Usta, quiso lograr aspecto piramidal que evocara forma de la corona del dios Krishna. Que no es otra que un pavo real. El ave nacional de la India. Pudimos ver a varias personas vendiendo plumas a la entrada.

Cuando llegamos, antes de entrar, comimos unas patatas fritas y unas lays. Sí 🙁 No había otra cosa. Al día siguiente nos dimos cuenta que habíamos entrado por la puerta de atrás. No sabemos si habría un Coffe Day en la principal 😉 Lo que sí sabemos es que no perdimos la visión más conocida del lugar 😉 Quizá por ello no fue nuestro lugar favorito de Jaipur. O quizá por la enorme cantidad de chavales que había. De todos modos, disfrutamos de un bello atardecer. (Yo creo que en India hemos visto más atardeceres que en los últimos 5 años 😉 Por cierto que a la entrada aprovechamos para comprar sellos para nuestras postales. Tenían lo de hacerte un sello de curso legal con tu foto, tentados estuvimos, pero es más barato en España 🙂

Salimos a la calle principal. Ya había anochecido y queríamos ir a casa. Nos cogió un chaval algo agonías. No sabía muy bien donde estaba nuestro hostel y nos intentó cobrar más. Pero vamos, que no. 🙂 Antes de ir a casa fuimos a un súper (el primero occidental que vimos en el país), preguntamos si podíamos cenar en una heladería muy molona (nop) y ya a a casa a descansar.

Demasiado había cundido el día para lo poco que habíamos dormido. En otros casos hubiéramos pasado el día durmiendo. Pero Jaipur nos sentó bien 🙂 Otras Lays para cenar (Spanish Tango 😉 y Massala), los sándwich sobrantes del día anterior y zzzzzz.

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