Los azares de Skyscanner quisieron que en nuestra vuelta de Madagascar a España tuviéramos una escala de casi 24 horas en Mauricio. Llegamos por la noche al Aeropuerto de Plaisance, ubicado en el pueblo de Plaine Magnien, aproximadamente 48 kilómetros (30 mi) al sureste de Puerto Louis, aunque nosotros nos quedaríamos en Maheburgo. Tomamos un conductor privado que nos había organizado Christian, el dueño del Airbnb con piscina, donde pasaríamos casi todo nuestro tiempo en el país 😉
Llegamos directamente a dormir y a la mañana siguiente, día 18 de diciembre, nos levantamos y disfrutamos de una gran tranquilidad con toda la casa para nosotros. Desayunamos tranquilos, nos dimos un baño y fuimos a dar un paseo por el mercado.
Compramos algo de comida y unos gorros de papá noel y vivimos la experiencia de «celebrar» la navidad en el hemisferio sur, algo que siempre me había causado diversión.
Dedicamos el resto de la mañana y de la tarde a estar en la piscina, a dar un paseo hacia la otra dirección y sobre todo a reflexionar sobre el año que acabábamos de vivir. Muy pronto volveríamos a estar con nuestras familias tras un año.
Volamos a París y de ahí a Bilbao (con un transbordo que sabíamos muy justo de tiempo, pero que no nos preocupaba, y que logramos hacer). Era ya 19 de diciembre. Habíamos salido de España un 10 de enero. 344 días después, estábamos de vuelta.
Nos separamos brevemente para la Navidad. Nagore fue directamente a Irun y yo un poco más tarde – tras ver a mi amiga Marta, la primera persona que me dio la bienvenida – a Calahorra. Donde mis padres me estaban esperando en la estación. Habíamos completado un sueño desde siempre y nuestro futuro era una incógnita.
Escribo esta crónica en 2024, así que ya sé mucho de cómo fueron los siguientes ocho años.