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De Maui a Oahu

Hoy cambiamos de isla. Así que tenemos un día bastante tranquilo. Desayunamos tranquilamente en el hostel mientras vemos al Madrid pasar a semifinales de la Champions. Mientras suena «Muerte en Hawaii», dedicaremos tiempo a planificar y reservar la siguiente etapa a Australia:  Indonesia.

Comeremos un poco y un uber rumbo al aeropuerto, al ritmo de Sean Na`auao. Por primera vez en lo que va de viaje tenemos que facturar una maleta y pagar por ello. El avión que nos lleva es un turbohelice que irá después a Lihue. Así que intentamos cuadrar las tres maletas para que sólo una se pase del peso. Como si fuera una película de cine mudo, yo muevo la mía mientras está abierta y se cae todo. La verdad es que moló.

Llegada a Honolulu

En unos 30 minutos llegamos a Oahu. En la revista de Island Air, descubro a un dibujante de comics de superhéroes hawaianos. En el avión nos dan zumo de guava (guayaba, yo creo que junto con la piña, de las frutas más típicas de por aquí). Días después veremos que nos abrieron la maleta para inspeccionarla, como ya nos pasara en Atlanta.

Encontramos la parada del autobús al centro de Honolulu, tras preguntar a unos chicos de seguridad pero no tenemos suelto. Así que me bajo al Starbucks. La chica me explica que no puede abrir la caja si no hay una transacción. Así que, una barrita de cereales después, ya tenemos el cambio. Justo han pasado los dos autobuses que nos sirven. Así que a esperar. Con ojo, que hay dos 19´s y dos 20´s.

Nos bajamos en el Ala Moana Center y de ahí vamos caminando a nuestra nueva casa, en Clark st. (!) Comienza a llover. Estamos profundamente sorprendidos. El contraste entre Maui y Honolulu es exagerado. Maui es – o eso nos ha parecido – bastante más tranquilo que Menorca y Honolulu, bastante más grande que Mallorca. (Si sirve el ejemplo 😉 Garret nos recibe y nos muestra todo. Nos ofrece unos tamarindos. (Que son verdes, en México los conocimos morados)

Nos vamos al cercano Foodland, a comprar algo de cena. Pese a que nos hacemos socios del club de clientes al momento, es extraordinariamente caro. Así que compramos salchichas y una ensalada y algo para desayunar mañana y listo.(También nos sirvió para aprender que la ensalada César se inventó en Tijuana)

Al volver a casa conocemos a Leia, la mujer de Garret y a PJ (tocayo!) el compañero de piso. Estamos charlando un rato de viajes y pronto ya a dormir.

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