El plan de hoy es visitar Williamsburg. Un barrio completamente nuevo para nosotros. Dudamos si ir andando o no y de momento nos decantamos por el sí. Vamos recorriendo el barrio por una nueva calle. Existen muchísimas pequeñas iglesias por aquí.
El frío es intenso, así que cuando encontramos Manhattan Ville Coffe, ni lo dudamos. El sitio mola. Pero parece una oficina. Hay una zona pegada a la ventana reservada para filófosofos, músicos o similares 😉 La idea es que sólo puedes estar ahí si no tienes el portatil. Estaremos un rato, aprovechando para llamar a casa. Decidimos coger el autobús que para justo enfrente. Es la primera vez que lo cogemos en la ciudad, hay que usar la tarjeta del metro o pagar con monedas. Pero no se puede recargar. Así que como no tenemos saldo, tenemos un problema. Hasta que, en la parada, un guardia de seguridad con familia en Zaragoza, nos da un ticket de regalo y nos desea buen viaje.
El final de la línea de autobús es justo al sur de Williamsburg, en Bedford Playground. En un barrio con gran parte de población judía ultraortodoxa. Es interesante ver – aunque sea furtiva y mínimamente – otras formas de vivir y que es similar a mi visita a un barrio similar en Jerusalem, justo un año antes. Nos encaminamos hacia el norte del barrio por la avenida Bedford y tras perdernos un poco logramos por fin, cruzar por debajo del puente en el parque de La Guardia y entrar en lo que la mayoría de la gente que ha estado reconoce como Williamsburg.
Fuimos caminando por Bedford Avenue y viendo de nuevo la presencia de David Bowie, diferentes avisos de conciertos graffietados en las aceras y diferentes tiendas molonas. La verdad es que el barrio sí que mola. Y ya con bastante hambre tuvimos la suerte de encontrar la sucursal williamsburguense de Joe´s Pizza. Se trata de un mítico sitio de venta de pizzas originalmente del Greenwich Village al otro lado del East River. Se trata de un lugar por el que pasan o han pasado entre otros, Robin Williams, Kevin Bacon, Neil Patrick Harris… la lista es casi interminable (no sé qué harán cuando no les quede hueco para colgar las fotos)
Fui ahí donde creemos que aprendimos que en Nueva York slice no signfica porción sino porción de pizza margarita concretamente. De ser así – si algún lector lo sabe que confirme – eso explicaría porque era la segunda vez que no entendíamos bien lo que pagamos tras pedir. ¿Las pizzas? Increíbles.
Como poco más que pizza se puede tomar allí, el plan era buscar un sitio para tomar café. Parada en una librería justo al lado. No podíamos comprar nada – lo de no poder facturar y eso. Pero en la que vimos un par de libros que me recordaba a mi visita a San Francisco, uno de ellos porque allí, compre la versión de la ciudad: This is San Francisco [A Children’s Classic] y el otro «Line by Line» de Robinson, porque si no recuerdo mal un mural suyo ilustraba el área de control de pasaportes del aeropuerto californiano.
Tras ello, fuimos ya a dar con The Bean. Un bonito sitio donde nos refugiamos del frío, tomamos café, dejamos la mitad del café y descubrimos Printwithme. Nos vino perfecto porque teníamos que imprimir en papel las entradas para visitar el Capitolio en Washington. Así lo hicimos. El tema es que luego no sirvió de nada.
Y ya dijimos de volver a casa. La idea era cruzar McCarren Park y acercarnos a ver el skyline desde una perspectiva menos habitual. Y así lo hicimos. El paseo moló. Vistas bastante bonitas del Empire State y del Chrysler mientras cruzábamos el antiguo puerto lleno de lofts y centros de exposiciones cerrados en antiguas fábricas. Terminamos el paseo justo aquí. Precioso pasarela. El frío es díficil de describir pero fácil de recordar. Y ya de vuelta. Ver venta de tarjetas de crédito en supermercados. Metro en Green Point avenue. Publicidad en el metro de Wallapop y a casa a descansar.
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